La difícil situación de San Cristóbal de Las Casas

Editorial
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La Ciudad de San Cristóbal de Las Casas, como cabecera de la Región de Los Altos  ha sido cuna e instigadora, de los movimientos sociales más relevantes en la entidad. Así fue en la rebelión indígena tseltal de1712; en el movimiento tsotsil de 1868; en el conflicto por el control de la capital del Estado en contra de Tuxtla Gutérrez en 1911; en el movimiento de defensa del orden institucional encabezado por los finqueros y rancheros en contra del Ejército Constitucionalista en 1914-1920, en donde SCLC conformó su propia división bajo el mando del general Alberto Pineda; así como en el movimiento zapatista de 1994.

A partir de esta trayectoria histórica de los movimientos sociales, se puede prever, que si hubiera un nuevo movimiento de insurgencia, la tendencia nos indica que sería en el territorio de influencia de San Cristóbal. Esto obliga al gobierno a prestar una mayor atención a toda esa área de gran complejidad, para contrarrestar cualquier situación de conflicto radical y evitar la ruptura del orden social. Sin embargo ese territorio se encuentra abandonado y, peor aún, con una gran polarización, con problemas y enfrentamientos entre los grupos, las comunidades y con una fuerte presencia de la delincuencia organizada, en el que se vienen empleando a indígenas desplazados, lo que hace más conflictiva la situación en San Cristóbal.

La legitimidad del gobierno estatal no existe en todo ese territorio, que padece una gran pobreza, que tiene un suelo poco apto para las condiciones agropecuarias, que vive un proceso de desertificación y de deterioro ambiental alarmante, que tiene un crecimiento demográfico acelerado, que a diario vive conflictos religiosos, expulsiones, pugnas por el control de la tierra y que además a la gran mayoría de la población se le proporcionan  derechos sociales y educativos  con una extrema deficiencia.

Bajo esas condiciones no debe de sorprender que la crisis de gobernabilidad en ese territorio sea mayor en los próximos meses, sobre todo si no se destinan apoyos necesarios para mitigar las profundas desigualdades urbanas, en donde existen cientos de comunidades en pobreza extrema, sin agua potable y sin servicios básicos, en donde no existe ninguna planta de tratamiento de aguas residuales, lo que significa que las aguas negras van a los ríos que atraviesan la ciudad, lo que provoca profundos daños ambientales.

Toda esta problemática la tiene que enfrentar el gobierno municipal, quien no tiene las capacidades financieras para enfrentar todos los daños que padece la ciudad, en donde se prevé que las condiciones socioambientales se compliquen en lugar de que vayan a mejorar.

Por eso se requiere de la urgente  intervención del gobierno federal y estatal, en el diseño de un plan de mejora, que atienda y resuelva un conjunto de problemas sociales que se vienen recrudeciendo y que amenazan estallar en cualquier momento.