¿Acaso al gobernador le importa Chiapas?

Editorial
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Una de las cosas que más daño le ha hecho a Chiapas, es la mentira cotidiana con la que se manejan en el discurso y en el ejercicio de gobierno los políticos locales. Las experiencias vividas con los dos gobiernos pasados, que llegaron a la gubernatura, uno, como tránsfugas del PRI y el otro en alianza con el Priismo, así lo demuestran; pues ninguno de ellos buscó resolver los añejos problemas estructurales en la sociedad chiapaneca, lo que generó que los rezagos sociales se trasladaran y reprodujeran a las nuevas generaciones, con una enorme e impagable deuda pública; todo ello mientras mediáticamente se difundían éxitos del gobierno, que paradójicamente resultaron falsos…

El actual gobierno, que se constituyó como el gobierno de la transformación, despertó muchas expectativas por el trabajo realizado en campaña por el ahora presidente de la república, que le dio el triunfo a Rutilio Escandón, quien era un mal candidato y ahora es un pésimo gobernador; quien no ha podido romper con los lazos del gobierno anterior ni con las prácticas asistencialistas y de corrupción, que vuelve a los grupos en vulnerabilidad dependientes al gobierno y que encubren los problemas de miseria y marginación de amplios sectores de la población, sin resolver los problemas de mejora social en el futuro inmediato de los chiapanecos, pero que además los convierte en sujetos de manipulación política por el control de los votos que se realiza sobre ellos, en los tiempos de las elecciones.

Al impávido mandatario surgido de las filas del PRI-PRD-MORENA, no parece importarle los problemas sociales de Chiapas, cuya violencia e ingobernabilidad se viene acrecentando cada día sin que eso lo involucre en la toma de decisiones y se decida a ejercer el papel y  el ejercicio de gobernador, que para eso cobra sin dar resultados. En donde la inacción política es una forma de corrupción, pues los conflictos no se atienden y las movilizaciones cotidianas afectan a las actividades productivas y cancelan cualquier iniciativa de mejora productiva.

Esto se señala, debido a la permisibilidad por parte del Ejecutivo a la actividad de los grupos  paramilitares y a la delincuencia organizada, quienes aportan muchos millones de pesos mensuales por la protección  que reciben de funcionarios del gobierno y de los cuerpos policiales, situación que ya no es posible ocultar y cada vez salen los nombres de quienes brindan la protección y reciben los recursos.  

La mentira fue funcional en los gobiernos anteriores y el gobernador Rutilio Escandón la continúa utilizando como parte central del discurso oficial, pero sin la eficacia de sus antecesores. Sobre todo, porque en esta administración no hay un funcionario que atienda y resuelva los problemas, a diferencia de los gobiernos de Juan Sabines y Manuel Velasco que fueron pésimos gobiernos, pero la población sabía qué puerta tocar y a qué funcionario abordar para recibir posibles respuestas satisfactorias.

En este momento a ningún funcionario le interesa Chiapas y no se observa a un gobernador interesado por los asuntos públicos ni preocupado por la grave crisis social y económica que se avecina para la entidad.