De la transformación nada

Editorial
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Los problemas del gobierno en Chiapas se deben a que carece de un proyecto de desarrollo sustentable y no participan en él los mejores hombres y mujeres de la entidad.

A partir de 1994, Chiapas ha tenido un crecimiento del presupuesto federal considerable, pero el ejercicio del mismo no se ha visto traducido en mejora de las condiciones sociales de la entidad, sino que al contrario la pobreza y la desigualdad se ha incrementado.

Si en pocas palabras se quisiera describir el trabajo de los últimos gobiernos, la descripción adecuada sería despilfarro, corrupción y ocurrencias. Del 1 de enero del año 2000 a la fecha se han ejercido más de un billón 300 mil millones de pesos, que si se hubieran aplicado con una racionalidad correcta, la historia de Chiapas sería otra y no la de la miseria que se vive en gran parte del territorio.

Durante estos últimos 15 años, se pasó de una política de psicopatía y de endeudamiento improductivo, en donde se estableció un discurso que privilegió un lenguaje demagógico que hizo énfasis en mensajes  de creación de una nueva época, que expresaban frases como por primera vez; una inversión histórica; un hecho inédito; como nunca; que terminó creando un mundo irreal de la política y que a la fecha continúa,  con el agravante de que de la psicopatía del gobernante se trasladó a otro gobernante que se caracterizó por la inmadurez, la frivolidad, la falta de atención de los graves problemas de la entidad y todo esto empeoró con el ascenso de un gobernante que prometió la transformación y construyó la indiferencia, la falta de ideas y compromisos y terminó consolidando el imperio del caos y la ausencia de gobierno.

El elemento en común de estos tres últimos gobiernos es el de aprovecharse de la miseria y la necesidad de la población, en donde el gobernante, a través del gasto público, otorga mendrugos en despensas y se convierte en el salvador temporal del hambre de la gente, pero con ello sólo multiplica la pobreza, porque no la combate y menos la elimina. Y paradójicamente esta pobreza de las personas es la fuente de poder de los políticos que tienen un ejército de necesitados a quienes se les puede comprar el voto y con ello ganar fraudulentamente las elecciones.

Este mecanismo de pobreza y compra de voto –practicado por todos los partidos-, es lo que permite a la vez, que no importe el perfil y los atributos personales de los gobernantes y sus colaboradores. Situación que impide la incorporación de funcionarios con talento y con visión de gobierno.

Los gobiernos de la entidad que precedieron al actual, fueron francamente malos. Pero éste se encuentra en la disyuntiva de realizar un cambio total de gabinete para reencauzar el ejercicio de gobierno o se convierte en el peor de la historia de Chiapas. Por donde se voltee a mirar en cualquiera de los tres poderes de la entidad, no se alcanza a percibir talento ni mesura ni sensibilidad y mucho menos visión de cuáles son las decisiones que se deben tomar para mejorar las condiciones políticas y sociales de la entidad.