Ni un crimen más

Editorial
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Las Naciones Unidas consideran a la libertad de expresión como la piedra angular de toda sociedad libre y democrática. Esta libertad de expresión comprende no sólo el derecho a difundir informa­ciones e ideas, sino también la libertad de investigación y el derecho a “recibir” información y opiniones.

Por la importancia que tiene la libertad de expresión para la consolidación de la democracia, distintas disposiciones del derecho internacional señalan la prohibición de la censura previa. Y las amenazas, intimidaciones, campañas de desprestigio y todo tipo de agresiones directas o indirectas como los asaltos, acosos policíacos y asesinatos, representan mecanismos de censura previa.

Las agresiones cometidas en contra de los periodistas tienen precisamente el objetivo de silenciarlos, por lo que constituyen igualmente violaciones al derecho que tiene una sociedad a acceder libremente a la información. Una prensa independiente y crítica constituye un elemento fundamental para la vigencia de las demás libertades que integran el sistema democrático y el Estado de derecho.

Resulta claro, que Cualquier acción inhibitoria, amenaza o represalia por la manifestación de las ideas, sólo puede ser evitado a través de la acción eficaz del Estado para castigar a aquellos que lo cometan. Sin embargo, numerosas agresiones en contra de periodistas han quedado en la impunidad, en virtud de que las fiscalías no lograron esclarecer los hechos y en muchos casos no se realizó la investigación con la debida diligencia.

La ineficacia judicial frente a casos individuales de violencia contra las y los periodistas propicia un ambiente de impunidad que facilita y promueve la repetición de los hechos de violencia en general y envía un mensaje según el cual las agresiones pueden ser toleradas y aceptadas, lo que favorece su perpetuación y la aceptación social del fenómeno, el sentimiento y la sensación de inseguridad del trabajo periodístico.

En este sentido, la mejor manera de combatir las agresiones y amenazas en contra de periodistas es la de una investigación eficaz por parte de la fiscalía y la sanción de los responsables. Las agresiones hasta hoy sufridas por distintos compañeros sin investigación y sin sanción provoca un clima de intimidación y de temor al ejercicio de la libertad de expresión y a su vez la sociedad se ve impedida a conocer la verdad sobre diversos hechos socavando con ello el derecho a la información. La impunidad fomenta la vulnerabilidad a los periodistas, debido a que genera la percepción de que es posible violar los derechos humanos sin obtener castigo.

En Chiapas han existido en el pasado crímenes de periodistas que llenó de indignación al gremio y a la sociedad en su conjunto. Recientemente, dos periodistas han sido asesinados, Mario Gómez, que su crimen no ha sido investigado, reproduciendo los patrones de impunidad que tanto daño hace, y el de Fredy López Arévalo, asesinado hace 15 días, en el que la fiscalía no muestra una firme voluntad para detener y sancionar a los responsables de ese vil crimen.

Para impedir que el crimen de Fredy López Arévalo quede con una estadística más de la delincuencia, ayer se iniciaron los trabajos de la formación de un Frente de Periodistas, con el propósito de garantizar la libertad de expresión y el de exigir a la Fiscalía General de la República atraiga la investigación, y de visos del esclarecimiento de los asesinatos de Mario Gómez y Fredy López Arévalo.