Los problemas de gobernabilidad en la Región de los Altos

Editorial
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La Región de los Altos cada vez presenta mayores dificultades de gobernabilidad y la presencia de grupos paramilitares o de autodefensas que se han venido constituyendo está profundizando la violencia y con ellos los riesgos de un conflicto mayor

Los mayores rezagos en el Índice de Desarrollo Humano en la entidad se encuentran en los municipios que conforman esa región. Allí no sólo se vive una crisis de legitimidad y de pobreza extrema, sino de acumulación de agravios que ha polarizado a la población, en la que el Estado poco o nada hace para tomar medidas preventivas y de protección a estas comunidades indígenas.

El suelo de la región es poco apto para el desarrollo de actividades agrícolas y existe un proceso de desertificación del suelo, con un deterioro ambiental alarmante y los programas sociales no tienen impacto en la reducción de la pobreza, lo que genera cada vez un mayor número de pobres. A esto hay que agregarle que zonas cafetaleras como Pantelhó, no está en condiciones sociales para una cosecha de este grano, situación que propicia mayores problemas de pobreza.

La cabecera de esa región es la ciudad de San Cristóbal de las Casas, que vive su propio drama político, debido a  que el gobierno municipal tiene abierto varios frentes de lucha y la fuerte presencia de la delincuencia organizada dificulta la toma de decisiones y las posibilidades para construir acuerdos y consensos. Pero lo sintomático es que todo ese territorio se encuentra abandonado y, peor aún, con una gran polarización, que los problemas y enfrentamientos entre los grupos, las comunidades y en contra de las autoridades surgen por distintos lados, como sucede en Oxchuc, Chenalhó, Aldama, Calchihuitán, Pantelhó, Chamula y Zinacantán.

Esto debiera obligar al Estado a prestar una mayor atención a toda esa área de influencia, con el fin de contrarrestar cualquier potencial de conflicto radical y evitar la ruptura del orden social. Sin embargo hay muestras de desentendimiento gubernamental y de desconocimiento de lo conflictivo que resulta ese territorio; en donde hay pugnas intercomunitarias, de presencia de paramilitares, conflictos religiosos, grupos de desplazados, migración, problemas de límites territoriales, conflicto con el transporte, presencia de grupos de delincuencia organizada, todo ello rodeado por las condiciones de pobreza y de vulnerabilidad social.

Bajo esas condiciones sorprende que la crisis de gobernabilidad en ese territorio no sea mayor. Aunque los conflictos ocasionados por los paramilitares de Chenalhó en contra de las bases zapatistas y del grupo de Las Abejas en Acteal, así como la pugna de límites territoriales entre este municipio con Aldama y Chalchihuitán, no dejan de representar riesgos para la seguridad nacional. Nada más que esta situación adquiere visos de alarmante con la presencia de la delincuencia organizada en varios municipios indígenas, que altera la organización social comunitaria y representa un riesgo político en la integración de gobiernos municipales, como sucede actualmente en Pantelhó y Oxchuc.