A 24 años de la masacre de Acteal

Editorial
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A partir del movimiento zapatista de 1994, en Chiapas se instrumentó una guerra de baja intensidad en contra de las comunidades zapatistas por parte del gobierno federal y estatal. La estrategia oficial fue la de financiar, armar y entrenar a grupos civiles en comunidades indígenas, con el fin de que se enfrentaran indígenas en contra de los indígenas simpatizantes del EZLN. De esta manera se construía la imagen perfecta de que la violencia era producto de un conflicto intercomunitario y no se desgastaba ni se mancillaba la reputación de las fuerzas armadas, quienes tras bambalinas operaban todo este proceso.

El punto extremo de esta guerra de baja intensidad se vivió con la matanza de Acteal, el 22 de diciembre de 1997. Los grupos paramilitares asesinaron a 45 indígenas entre mujeres, hombres y niños, que demostró la impunidad con que operaban estos grupos, así como la protección que recibían de los cuerpos policíacos.

A 24 años de esta horrenda masacre, los grupos paramilitares continúan con la protección del Estado no importando si en el gobierno es de Priistas, panistas, verdes o Morenos, pues los grupos paramilitares siguen actuando en total impunidad. A punto tal, que los presuntos responsables de esa masacre todos fueron liberados por resolución de la Suprema Corte de Justicia en el gobierno de Felipe Calderón y Juan Sabines y retornaron a las comunidades en donde viven los sobrevivientes que aún esperan que se haga justicia.

Esta historia no debe olvidarse porque se mantiene intacta en esa región los orígenes del conflicto y en los hechos se obliga a las víctimas y sobrevivientes a convivir con los actores principales de la violencia armada, sin que el Estado implemente políticas de prevención y protección a la población, particularmente a las víctimas, en virtud de que los grupos paramilitares no han sido desarmados a pesar de que existe una recomendación de la CNDH, para que el Estado desarme a estos grupos y establezca un programa de cultura de paz en la región. Al respecto el gobierno federal y estatal de MORENA ha sido omiso y con esto, se convirtieron en los directamente responsables de la violencia y de las ejecuciones que se viven de manera cotidiana en Chenalhó, Aldama y Chalchihuitán.

Los grupos paramilitares no han sido desarmados y la violencia en el municipio de Chenalhó se mantiene latente. Esto no puede pasar desapercibido porque la persistencia de este grupo se debe fundamentalmente por los apoyos oficiales que esos grupos continúan recibiendo y siguen bajo la protección del gobierno.

A 24 años de esta masacre, el grupo denominado Las Abejas de Acteal, continúan en la larga de espera de la justicia.