¿Quién es el responsable de estos muertos?

Editorial
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En los tres años del gobierno encabezado por Rutilio Escandón, se han presentado diversos asesinatos que no han sido investigados y los responsables no han sido castigados. Este clima de impunidad inició con la ejecución del activista Sínar Corzo, hace tres años, y se prolonga a nuestros días, con la ejecución del empresario ganadero Alfredo D’Argence y Morell, la del hijo del “Tío Gil”, el asesinato del Comandante Santos, que era el brazo derecho de Jorge Llaven Abarca como fiscal del Estado, el asesinato en Simojovel del expresidente de Las Abejas Simón Pérez, la ejecución ordenada en contra del fiscal indígena Gregorio Pérez, el cobarde asesinato del periodista Fredy López Arévalo y hace dos días le ejecución en Cintalapa del médico del CERESO del AMATE.

Pero estos no son los únicos muertos en el gobierno de Rutilio Escandón. En Carranza han sido ejecutados líderes y activistas de la CIOAC y de la OCEZ, en Pantelhó, son decenas de asesinados y la respuesta a este clima de violencia se dio con el surgimiento del grupo de autodefensa denominado “El Machete”, que desde julio del año pasado tiene desaparecidas a 21 personas, sin que el Estado haya garantizado la seguridad de las personas y el esclarecimiento de estas desapariciones. En Chenalhó y Aldama todos los días hay operaciones paramilitares con más de 50 muertos y cientos de heridos de bala, sin que el Estado busque resolver ese conflicto, a pesar de que existen medidas cautelares sobre esos suceso de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y dos recomendaciones al gobernador del Estado por parte de la Comisión Nacional de derechos Humanos.

En Ocosingo y Altamirano se han presentado agresiones de parte de la organización ORCAO a Bases del Ejército Zapatista, a punto tal, que el subcomandante Marcos, hoy Galeano, declaró que Chiapas se encuentra al borde de una guerra civil. Pero los sucesos de violencia también se viven en Comitán, y más encarnizado en Frontera Comalapa, que vive una disputa entre grupos de la delincuencia organizada por el control de esa plaza fronteriza.

Pero los homicidios también lo sufren las mujeres en donde Chiapas se encuentra entre las entidades con mayor número de feminicidios, que tampoco son investigados y donde la fiscalía asumió un patrón recurrente de construir escenarios para presentar estos feminicidios como suicidios.

Las condiciones de violencia extrema en Chiapas son alarmantes, que en innumerables ocasiones el Estado ha sido noticia nacional, en el que se han exhibido a las autoridades, sin que se tomen las medidas preventivas para evitar conflictos que resquebrajan la de por sí frágil gobernabilidad en la entidad y sin que hayan culpables o responsables de todos estos crímenes que producen horror e indignación.