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Thu, Apr
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La pobre calidad democrática y de libertad de expresión

Editorial
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La libertad de expresión en México ha estado acompañada por las dificultades que caracterizan a los gobiernos autoritarios y eso terminó provocando la construcción de un proyecto democrático con una baja calidad, que con frecuencia se niega la existencia de la democracia en el país.  Los gobiernos autoritarios han predominado la historia política de México de finales del siglo XIX a los inicios del Siglo XXI, con más de 100 años de autoritarismo -30 años durante el porfiriato y más de 70 años con el PRI, que la cultura política de la población mexicana está atravesada por esos autoritarismos y, por consiguiente, de los déficits democráticos, en el que sobresalen las dificultades para construir una prensa libre.

Las luchas políticas de los años sesenta, período en que se inició el proceso de transformación política en el país –por cierto hoy olvidado y suplantado por una ficticia 4ª transformación-, tuvo como principal carencia la ausencia del respaldo de un prensa que fuera crítica y que decidiera difundir o acompañar esta lucha democratizadora. Fue hacia los años setenta en que aparecieron los primeros intentos de una prensa crítica que buscó alejarse de los controles del Estado, pero ese intento fue abortado en el gobierno de Luis Echeverría con el golpe que se le dio al periódico Excélsior, que provocó la salida de Julio Scherer de la dirección de ese medio.

Las dificultades para construir una libertad de expresión plena no son exclusivas de México sino que es un problema en todos los países latinoamericanos, que se caracterizan también por las dificultades en construir proyectos democráticos. Estas dificultades condujeron a la Corte Interamericana de Derechos Humanos  a interpretar la libertad de expresión a partir de dos perspectivas: una que se le denomina como estándar democrático y la otra, denominada como estándar de las dos dimensiones.

En la perspectiva del “estándar democrático”, la Corte Interamericana considera que la libertad de expresión es un valor que, si se pierde, pone en peligro la vigencia de los principios esenciales para la existencia de una sociedad democrática. La protección del derecho a expresar las ideas libremente se torna así fundamental para la plena vigencia del resto de los derechos humanos. En este sentido, sin libertad de expresión no hay una democracia plena, y sin democracia, el ejercicio de la libertad de expresión puede llevar a la persecución, al confinamiento y a la pérdida de la vida. En palabras de la Corte Interamericana: La libertad de expresión es una piedra angular en la existencia misma de una sociedad democrática. Es indispensable para la formación de la opinión pública [...]. Es, en fin, condición para que la comunidad, a la hora de ejercer sus opciones, esté suficientemente informada. Por ende, es posible afirmar que una sociedad que no esté bien informada, no es plenamente libre.

La perspectiva del estándar de las dos dimensiones considera que la libertad de expresión tiene una vertiente individual, que todos la pueden ejercer, pero también existe una vertiente social o colectiva, que tiene que ver con el derecho que tiene la sociedad a estar bien informada y con una pluralidad de opiniones. En este sentido, la población no sólo tiene el derecho y la libertad de expresar su propio pensamiento, sino también el derecho y la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de toda índole política. En donde el Estado está obligado a respetar, proteger y garantizar estas dos dimensiones de la libertad de expresión.

Sin embargo, con los 51 asesinatos de periodistas en lo que va de este gobierno, queda claro que la libertad de expresión no se ejerce plenamente y eso origina la pobre calidad democrática en el país.