De la violencia nadie está a salvo

Editorial
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Si los cuatro ejecutados aparecidos en Chiapa de Corzo resultaban preocupante, el enfrentamiento de ayer en Chicomuselo, entre un grupo de la delincuencia organizada en contra del Ejército mexicano resulta alarmante, porque eso significa que nadie está a salvo de las pretensiones de un grupo criminal por querer controlar la zona al precio que sea, y formar una estructura organizacional que compita y domine a la propia estructura del mismo Estado.

La presencia de estos grupos de la delincuencia va en incremento porque no hay gobierno en Chiapas y porque el gobierno federal mantiene una política irresponsable de abrazos no balazos hacia los cárteles, que operan impunemente en el país y que tienen conformado una estructura estatal al interior del Estado-nación y que viene desarrollando un poder superior al del Estado mexicano, con grupos políticos y empresariales a su servicio y que cuenta, a través del sicariato, una estructura militar que enfrenta constantemente a las fuerzas armadas del país.

En Chiapas el gobierno ha mantenido el discurso de una entidad segura, que en estos momentos resulta insostenible, por la fuerte presencia de la delincuencia organizada en gran parte del territorio chiapaneco, que se encuentra sin orden constitucional, en virtud de que el nuevo orden se viene construyendo por la presencia de la delincuencia organizada ante la presencia impávida de un gobernador que tiene preocupaciones banales y no del ejercicio del poder y el orden público, que son su responsabilidad.

La inacción gubernamental contrasta radicalmente con el trabajo de la delincuencia organizada, que todos los días amplía su territorio y sus acciones, a punto tal, que nadie está a salvo de la violencia, que se apropia de los espacios públicos con el silencio y/o la complacencia del Estado, que expone al ridículo a las fuerzas armadas ante los ataques aislados de grupos de sicarios que le hacen frente.

La estrategia del combate a la delincuencia organizada en el país es un fracaso. Los dos sucesos que cambiaron el rumbo de la historia del gobierno autonombrado de la transformación fueron el de la vergonzosa liberación del hijo del Chapo Guzmán y luego la visita presidencial a Badiraguato, la tierra natal del líder del grupo Sinaloa, en donde causó una gran polémica al saludar de mano a la madre de Joaquín el Chapo Guzmán. Esto recrudeció los ataques del otro grupo poderoso, Jalisco Nueva Generación, que se encontraba fuera de lo que se veía como el pacto del gobierno de López Obrador con el grupo Sinaloa.

En Chiapas están presente esos enfrentamientos, que hacen prever una mayor violencia, ante la complacencia e indiferencia del gobierno de Rutilio Escandón, quien decidió que su estilo de gobierno es no tomar decisiones y dejar que las cosas tomen su rumbo por sí solas.