La complejidad del problema de la seguridad

Editorial
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Chiapas arrastra graves problemas de gobernabilidad y a partir de los últimos años padece también problemas de inseguridad. Sobre procesos de gobernabilidad, hay experiencias que muestran  las posibilidades que hay para revertir este problema, en donde la eficacia gubernamental en la toma de decisiones juega un papel importante. Pero esto no es así con los problemas de seguridad, que afectan la vida democrática, la gobernabilidad y los derechos humanos y en donde la corrupción se conjuga con esto para hacer más compleja el establecimiento de políticas de mejora.

En este sentido, la sociedad actual tiene en los problemas de seguridad su principal preocupación. Equivocadamente se desarrolló la idea de que una manera para mejorar la seguridad era la de reducir la pobreza, como si sólo los pobres delinquen y los ricos no robaran, cuando la realidad indica que los problemas de corrupción y mayor saqueo están en los grupos de población con mejores niveles de bienestar, es decir, que los ricos también delinquen y son a los que menos se castigan por la corrupción en los sistemas de impartición de justicia.

Sin embargo, los problemas provocados por la inseguridad son en nuestros días de una dimensión mayor, se habla de redes de macrocriminalidad, en donde participan empresarios, grupos de la clase política gobernante y los grupos de la delincuencia organizada. Sobre todo, porque no puede haber delincuencia organizada sin los mecanismos y empresas que promueven y garantizan el lavado de dinero y tampoco hay delincuencia organizada sin las redes de protección policíaca y de apoyos políticos al interior de los gobiernos.

Por esta razón, cada vez tiene mayores complicaciones el buscar mejorar la seguridad en el país, por los enormes intereses que se mueven en torno a la delincuencia organizada y por las redes de macrocriminalidad que se construyen en torno de estos intereses económicos, que participan en una globalización del lavado de dinero y que construyen una organización de poder al interior del  Estado-nación, que termina dominando y controlando al propio Estado.

Por eso el señalamiento de que resulta más optimista resolver los problemas de gobernabilidad en una sociedad, que resolver los problemas de seguridad. De allí que cuando surge el discurso político que presume la disminución de los delitos de alto impacto, como sucede con el gobierno en Chiapas, la desconfianza debe ser mayor, porque se denota una ligereza de opinión sobre la magnitud del problema y de los intereses que existen en la protección y complicidades con la delincuencia organizada.

Chiapas, como gran parte del país, forma parte de las redes de macrocriminalidad y entró a una fase de descomposición social en donde los niveles de violencia provocados por la inseguridad van a ir en aumento, ante la complacencia y la complicidad de la autoridad gubernamental.