La opacidad de la deuda pública de Chiapas

Editorial
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El gobierno de Rutilio Escandón, al buscar promocionar como un logro de su administración, el que no se haya contraído deuda pública, generó que Pablo Salazar abandonara su silencio, y que hiciera público que la información que se difundía para enaltecer los resultados del actual gobierno de Chiapas no son veraces, en virtud de que el gobierno de Pablo no solo no contrajo deuda sino que liquidó la deuda heredada. Pero además, el exgobernador expresó que la deuda que aparecía de su administración es deuda municipal, principalmente de Tuxtla Gutiérrez, en donde Juan Sabines, por su paso como presidente de esta ciudad la dejó endeudada. Pero su dicho no quedó allí, señaló que el causante de la deuda pública de Chiapas se debió también a Juan Sabines Guerrero, quien, para muchos sectores de la población, desempeñó un gobierno por demás desafortunado.

La campaña publicitaria de Rutilio Escandón reactivó la discusión de la deuda pública de la entidad, a la que se le destinan 6 millones de pesos diarios para su pago, y en la que el gobierno de Manuel Velasco realizó pagos por más de 8 mil millones de pesos y el gobierno de Rutilio Escandón ha realizado pagos por más de 6 mil millones de pesos y aún quedan más de 20 años por liquidar esos empréstitos, que están cubiertos por un manto de opacidad y complicidades, en el que bien a bien no se sabe qué se hizo con esos recursos ni cuáles fueron los proyectos que respaldaban la autorización de los empréstitos y mucho menos se conoce cuáles fueron los beneficios alcanzados con esa deuda contraída.

De acuerdo con los propios dichos del exgobernador Juan Sabines, los recursos de la deuda se aplicaron para la reconstrucción del desastre del Stan, en seguridad, educación, salud y empleo, pero da la casualidad que ninguna de estas acciones de gobierno son justificante para la autorización de la deuda, sobre todo, porque la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en el artículo 117 textualmente dispone para los Estados y municipios que: “En ningún caso podrán destinar empréstitos para cubrir gasto corriente.”

Con Sabines se vivió un período de perdición, ambición desmedida, de excesos, abusos y de un abierto deterioro social. Sin duda, a Sabines le corresponde la responsabilidad, de la descomposición y bancarrota que vive hoy día Chiapas. Pero esto no lo hizo solo, contó con la complicidad de los diputados del Congreso Local, fundamentalmente de los que presidieron el Congreso durante ese gobierno, quienes aprobaron los empréstitos, muchas veces sin conocer los expedientes, y sin cumplir con las disposiciones constitucionales, que limitan la contratación de la deuda pública a proyectos de inversión productivos.

Uno de los presidentes de ese Congreso que autorizó la deuda pública de Chiapas es Zoé Robledo, quien ahora se perfila como candidato a la gubernatura de Chiapas, y quien debe colaborar para que en Chiapas se transparente y se conozca la verdad de la historia de esta deuda, que cercenó las posibilidades de una vida mejor a millones de niñas, niños y adolescentes de Chiapas.