El discurso de un Chiapas seguro

Editorial
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En los últimos meses se ha incrementado la violencia y la inseguridad en distintos municipios de Chiapas: Tila, Chilón, Pueblo Nuevo, Oxchuc, Yajalón, Venustiano Carranza, Frontera Comalapa, San Cristóbal, Tuxtla, Tapachula y Comitán. Junto a esto se han presentado conflictos y enfrentamientos armados en Chenalhó, Aldama, Pantelhó, Carranza, Frontera Comalapa y en San Cristóbal. Más recientemente,  se han presentado ejecuciones extrajudiciales en Tuxtla Gutiérrez, Tapachula, Comitán, San Cristóbal de las Casas, Venustiano Carranza y Frontera Comalapa.

Lo significativo de todos estos problemas, es que han sido desestimados por el actual gobierno estatal, que estableció un discurso oficial que la inseguridad disminuyó en Chiapas, discurso que contrasta con la realidad y la percepción de las personas. ¿Cómo este gobierno puede reducir la inseguridad? Si la principal estrategia para resolver los problemas es la indiferencia y el olvido; y no se ponderan las consecuencias de la falta de operación política y de ausencia de gobierno, a la vez de que se desestima, que Chiapas representa una preocupación latente de seguridad nacional para el estado mexicano.

Otro elemento en común que tienen estos sucesos en Chiapas, es que se han difundido a través de las Redes Sociales y no por los medios de comunicación tradicionales, quienes por complacencia con el gobierno, ocultan e ignoran las situaciones de violencia e inseguridad, con la creencia de que los problemas sociales se resuelven ocultando la información. Lo inaudito es que cuando hay situaciones en que se difunden ataques o enfrentamientos armados, el gobierno financia a personas para que difundan la falsedad de las noticias, aún y cuando hay evidencias en fotos o vídeos.

En el exceso de subordinación con el gobierno, hay en las redes sociales comentarios que buscan dar legalidad y legitimidad al desempeño del gobernador y los boletines del gobierno se difunden con el propósito de legitimar el discurso de mentiras oficiales, que buscan construir un mundo paralelo de éxitos que nada tiene que ver con la situación real de Chiapas, en donde nadie está a salvo de ser afectado por el incremento de las acciones emprendidas por la delincuencia organizada, que paradójicamente cuenta con la protección de los cuerpos policiales.

Un problema central de la administración de Rutilio Escandón es su falta de proyectos de desarrollo,   en el que busca vender a Chiapas pero no se sabe qué vender, pues desconoce los nichos de oportunidad que tiene el Estado. Pero tampoco se puede ocultar que un aspecto fundamental que detiene la inversión es la inseguridad y la falta de garantías judiciales, dos aspectos que se descuidaron y que es una responsabilidad estatal mejorar, pero inexplicablemente esto no es una prioridad en el actual gobierno, que prefiere seguir repitiendo que Chiapas es una entidad segura.