A finales del Siglo XIX Manuel Payno escribió la novela Los Bandidos de Río Frío, que narra la historia de un capitán de Rurales que era el jefe de una banda de asaltantes. Esta historia describe una denuncia de la vida real, en donde el Jefe del Estado Mayor del presidente Antonio López de Santa Anna encabezaba un grupo de bandidos que asolaban la capital del país.
La narrativa que entrecruza la historia y la novela representa una situación que se repite en la vida del país, y particularmente de Chiapas, en el que los jefes de la policía, responsables de cuidar la seguridad de la población, comandan grupos de asaltantes y secuestradores, como presuntamente se vivió en los tiempos de Flores Montiel y el Comandante de la Llata, durante el gobierno de Patrocinio González, que profesaba la doctrina del imperio de la ley, o bien durante la gestión del procurador Jorge Luis Llaven Abarca, en donde el comandante Santos protegía y lideraba a delincuentes; historia que ahora se repite, en donde comandantes de la policía judicial, son señalados como los responsables del secuestro del empresario transportista Mauricio Alejandro Cruz Avandaño.
La delincuencia organizada crece en condiciones de protección y contubernio de los jefes de la policí, por eso resulta ridículo e irresponsable el discurso del gobernador avalado por el fiscal del Estado y la secretaria de seguridad pública, cuando anuncia que hubo saldo blanco por 24 horas en delitos de alto impacto, cuando existen señalamientos reiterados que en Chiapas la delincuencia organizada ejerce un dominio sobre ambas dependencias responsables de la seguridad, señalamientos que están acompañados con nombres y apellidos de los funcionarios que reciben el dinero de la maña por el encubrimiento de las operaciones delincuenciales y que el gobernador del Estado tiene pleno conocimiento, no por algo en la información que se ha ventilado del hackeo a la información de la SEDENA, se señalan del involucramiento de las autoridades de Chiapas con la delincuencia organizada.
El cinismo de los funcionarios de Chiapas llega al despropósito de emitir boletines con la leyenda de que ninguna conducta delictiva va a quedar impune, cuando el gobierno de Rutilio Escandón arrastra un 99% de impunidad y en este momento tiene una evaluación que lo sitúa entre los peores gobernadores del país, debido fundamentalmente, a que en Chiapas no se toman decisiones políticas ni se está construyendo gobierno, a punto tal que se rumora que existen dos grupos, el del gobernador, en donde la figura importante es Julio Rincón, el inefable director de Comunicación Social y el de la gobernadora, en donde el secretario de obras Ángel Carlos Torres Culebro, habla, actúa y camina como si fuera el gobernador.
El fin de semana resultó trágico para el discurso del saldo blanco que pomposamente anuncia el gobernador, hubo el secuestro del empresario de transportes y hubo otro más del medio centenar de feminicidios que van en esta administración. Lo grave de esta situación, es la indiferencia y la falta de autoridad en Chiapas, debido a que los presuntos responsables del secuestro son los propios responsables de la policía, que actúan con la anuencia o el permiso de los funcionarios de primer nivel.
El discurso del saldo blanco en delitos en Chiapas
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