Ante la degradación de los partidos, la sociedad civil

Editorial
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La marcha del pasado domingo, organizada desde la sociedad civil, que junto distintos tipo  de intereses, no ha sido debidamente entendida, por quienes continúan haciendo análisis desde una perspectiva del pasado, sin darse cuenta que la acción política ya cambió y que los partidos políticos tradicionales quedaron en el pasado y superados por una nueva realidad, en donde la población civil decidió salir a marchar y desde la misma sociedad tendrán que surgir las nuevas perspectivas y los nuevos proyectos políticos.

Continuar con el análisis y la pobre descalificación que asegura que quienes salieron a marchar buscan el retorno del PRI-PAN, no solo es falaz sino que no entienden que el retorno del pasado es imposible y sobre todo, que el malestar ciudadano va más allá de los partidos y esto es lo que no logran entender ni el presidente de la república ni los aplaudidores de Morena, que cuando se votó, en el 2018 por la propuesta de la transformación se votó por la esperanza de un México diferente y no por un gobierno que busca reconstituir los hilos del poder de un régimen al estilo del PRI de los años 50 y tampoco se votó por un partido que se parece cada vez más al viejo PRI.

Los partidos políticos en el país viven un proceso de degradación política, que está propiciando la clausura o cierre de posibilidades para que surja un sector de militantes y actores políticos que reconstruyan escenarios hacia el bienestar común y que el punto central de preocupación sea la mejora de la calidad de vida, y esto hay que señalarlo, tampoco es la preocupación del presidente u mucho menos de Morena..

Por ejemplo el PRI -que a pesar de las derrotas electorales, continúa siendo el partido referente,  se encuentra copado por una dirigencia política que carga con el estigma de la traición. Allí se constituyó una dirigencia  de partido dominada por la corrupción y los traidores, quienes privilegian los intereses personales sobre el bien colectivo y se han colocado al servicio del gobernante sin importar principios ni ideologías.

La historia del PRD también está significada por la traición de sus militantes y la constitución de dirigencias políticas espurias. La historia de las traiciones institucionalizadas en este partido surge con alianzas mantenidas con el PAN en elecciones a gobernadores y más con alianzas de expriistas a quienes hicieron candidatos a gubernaturas con el fin de obtener triunfos electorales en entidades, y estas alianzas con el PAN y con expriistas fueron realizadas en la dirigencia en manos de Andrés Manuel López Obrador,  

En el PAN, la fractura y los acuerdos con el gobierno se dio en el proceso que se denomina como el de la concertacesión, en donde el régimen del PRI le entregó al PAN gubernaturas: Baja California Norte, Guanajuato y Chihuahua, y empezó la consolidación de este partido como partido gobernante, que les permitió ganar la presidencia en el año 2000 y retenerla en el 2006, en un proceso electoral cuestionado.

Hablar en este momento de los partidos satélites de Morena no tiene ningún sentido, así como tampoco hablar de Movimiento Ciudadano, que sobre la base de los hechos le hace el trabajo sucio al presidente de dividir a la oposición partidaria, proponiendo candidatos propios, muchas veces sin posibilidades de obtener los votos necesarios.

Hoy hay que pensar en un relevo generacional, con jóvenes que no conocieron el régimen autoritario del PRI, pero que tienen institucionalizada la cultura del PRI porque ésta permea todos los ámbitos de la vida social, y a quienes se les viene quitando como proyecto de vida, mejores perspectivas sociales. Es en esta generación donde se está gestando el desplazamiento de los liderazgos tradicionales,  y en donde desde la sociedad civil se tendrán que constituir las nuevas posibilidades políticas.