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El gobierno de boletines y mentiras oficiales

Editorial
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Los problemas de gobernabilidad y de inseguridad se vienen incrementando en la entidad, ante un aparato público administrativo que no tiene capacidad de respuesta. Aquí no se trata de ser un crítico oficiosos de la administración de Manuel Velasco Coello, pero hay una realidad social, que viene acentuando las contradicciones políticas, a punto tal, que el caos puede generalizarse ante la pasividad de los funcionarios, que están más dedicados a la frivolidad y al enriquecimiento ilícito.

En un breve recuento sobre los conflictos que están minando la gobernabilidad en el Estado se pueden mencionar: El asesinato del hijo del “Tío Gil”, que representa la más clara expresión de la disputa del territorio entre cárteles; El conflicto de tierras en el Ejido de Tila, que ya ganó en todas las instancias judiciales el juicio de la devolución de sus  tierras expropiadas, a través de un mal decreto del gobernador Juan Sabines Gutiérrez y que a la fecha existe una inejecución de sentencia; la ola de asesinatos ocasionada por grupos paramilitares que operan en Chenalhó y Aldama, que ha provocado el asesinato de más de medio centenar de indígenas y miles de desplazados; la presencia del grupo delincuencial “Los Motonetos” en San Cristóbal de Las Casas qu e impusieron terror y control social en ese ciudad; el control del municipio de Pantelhó por el grupo para militar “El Machete”, que quita e impone autoridades municipales y están denunciados por la desaparición de 21 pobladores;  los continuos enfrentamientos entre grupos de la delincuencia en Frontera Comalapa, Jiquipilas y Coita; el problema irresuelto de nombramiento de autoridades por usos y costumbres en el municipio de Oxchuc; el pésimo manejo de la resolución ilegal de la Suprema Corte de Justicia a los límites Chimalapas que despoja de miles de hectáreas a Chiapas y que de un plumazo convirtió en población oaxaqueña a miles de pobladores de los municipios de Arriaga y Cintalapa y el creciente malestar de la población en Tuxtla Gutiérrez, que tiene que padecer la destrucción de la ciudad ante la inoperancia y la falta de planeación de las obras urbanas que se están realizando.

La situación tensa y de conflicto es una realidad social, que el gobernador está desestimando de manera peligrosa y hasta en ocasiones irresponsable. Los mensajes políticos que envía en sus actos son de desprecio, frivolidad e indiferencia y sobre la base de los hechos, no le dedica tiempo a la atención que requiere la compleja problemática que vive el Estado.   

La administración de Rutilio Escandón no se encuentra a la altura de las circunstancias que Chiapas requiere. Él piensa que gobernar es andar inaugurando calles, dar el estado de las condiciones del tiempo y recomendar cuidados antes las lluvias y el frío que azota en estos momentos a algunas comunidades,  esto en momentos en que Chiapas es un polvorín, que amenaza estallar.

Los múltiples problemas sociales de Chiapas ameritan atención especial y sobre todo, toma de decisiones políticas,  pero esta administración pretende gobernar con boletines mal hechos o con mensajes que mal informan a la población al querer  vender la imagen de un Chiapas seguro, que la realidad cotidiana se encarga de desmentir.