La ausencia de participación política

Editorial
Typography

El proyecto de la democracia se enriquece a través de la participación, reflexión y buen juicio de los ciudadanos en la solución de los asuntos públicos. En este sentido, la democracia implica tener ciudadanos educados, que identifiquen con claridad, que el rumbo más conveniente para la convivencia social es el de mantener la prioridad del bien común por encima de las pasiones e intereses personales.

En la democracia representativa, la responsabilidad del fortalecimiento de la vida democrática se ha dejado en las manos de los partidos. Desafortunadamente, los partidos políticos en México y particularmente en Chiapas, viven una crisis severa, que prácticamente desaparecieron y no son opciones políticas; hoy día  ninguno de los partidos representa los intereses y las demandas de la ciudadanía y aquí está incluido el partido gobernante Morena.

En mucho la fragilidad de la democracia en la entidad, está generada por la pobre participación política de la población y más porque en los procesos electorales se pervirtió el sufragio, a partir del desarrollo de mecanismos de inducción,  compra y corporatización del voto. En este sentido las posibilidades de construcción de nuevas ciudadanías están limitadas y se debe fundamentalmente a que la venta del voto conlleva a una situación de pérdida de derechos y de libertad de la población, en virtud de que se abre paso a la formación de gobiernos autoritarios y sin compromisos sociales, situación que reproduce violaciones sistemáticas a derechos humanos y a la integración de gobiernos excluyentes.

El fortalecimiento de la vida democrática depende fundamentalmente de la calidad en la participación política de la ciudadanía, de allí que, el cierre o disminución de la participación ciudadana debilita y pone en riesgo cualquier proyecto democrático, debido a que no puede existir democracia sin ciudadanos. De allí que la disminución de la participación ciudadana y el deterioro que se vive de los partidos políticos, socava a la democracia, y más como sucede en Chiapas, en donde las dirigencias y un sector importante de los militantes del partido terminaron doblegados al ejercicio del poder de los gobernantes y con ello se desnaturalizó el papel de la política y de la misma participación ciudadana.

Una consecuencia extrema de este proceso son los gobiernos desafortunados en los últimos 16 años, que en apariencia se constituyeron con apoyo popular, pero que convirtieron sus propios intereses privados en acciones de gobierno, y tomaron malas decisiones o dejaron de gobernar afectando directamente el interés público. Los riesgos del debilitamiento de la participación política, del entreguismo de los partidos y de la compra e inducción del voto, es que en las elecciones del año 2024, se vuelva a elegir a un mal gobernante, que agudizaría la crisis social que existe en Chiapas, sobre todo, porque desde el centro del país se pretende imponer nuevamente un gobernador, como ha sucedido siempre en la vida política de la entidad, que ha sido gobernada por extraños y desnaturalizados de Chiapas.