Las expectativas de un país mejor

Editorial
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En cuatro años de gobierno el presidente Andrés Manuel López Obrador ha logrado mantener un nivel de aceptación del 55%, aún y cuando las calificaciones a las acciones concretas de gobierno, seguridad, combate a la pobreza, creación de empleos, etc., son menores. En este gobierno se continuó con el desmantelamiento de los cimientos simbólicos que le daban sentido al estado-nación. El régimen político, tal y como lo conocemos, surgió de la Revolución Mexicana. De allí se constituyó el espíritu fundante de la nación, que permitió constituir una política de masas en torno al reparto agrario, a las leyes laborales, a la propiedad de la nación de todos los recursos naturales del subsuelo, a la expropiación petrolera, a la energía eléctrica; con López Obrador se busca crear el espíritu fundante del régimen en el Juarismo, en la restauración de la república y en la derrota del movimiento conservador.

En estos cuatro años se ha pretendido acabar con la visión neoliberal que se posicionó en el régimen del PRI después de la crisis petrolera de 1982. Sin embargo, los principios neoliberales como el de la austeridad se continúan aplicando y  se logró fue el triunfo de los intereses privados sobre el interés de la nación, en donde se terminó imponiendo una visión económica sobre la estructura política del estado y se financiaron obras, que en este momento, hay indicios claros de que no son la panacea de la solución de los problemas.

El presidente en el discurso de la marcha del 27 de noviembre presumió los logros de sus reformas, pero éstos, en caso de ser ciertos, pues hay muchos cuestionamientos a esos logros,  difícilmente se pueden traducir en beneficios directos a la población. Sobre todo, porque no hay crecimiento económico, no hay creación de empleo, el bienestar ha sido solo un discurso que no está acompañada en calidad de vida, la estrategia de seguridad ha sido un fracaso, la reforma educativa implementada no aborda los aspectos centrales para mejorar los resultados de la educación, no se mejoró en condiciones competitivas en el mercado internacional, la creación de las universidades Benito Juárez son un desastre; pero todo esto se diluye con la entrega de más de 350 mil millones de pesos en programas sociales que se entregan a 25 millones de personas, que más que una adecuada política social se convirtió en un acertado programa electoral del gobierno, que ha generado falsas expectativas y de movilidad social, que han servido de contención a la protesta social.

Las expectativas de un mejor futuro para el país aún se encuentran en dudas, en el que se vende la idea de la transformación del país a través de una eficiente campaña de publicidad, que mantiene la imagen del presidente ores económicos, muy alejados de la promesa de crecimiento al 6% anual que fueron prometidos.