El dilema en la Suprema Corte de Justicia de la Nación

Editorial
Typography

Este lunes se decide quien presidirá la Suprema Corte de Justicia de la Nación, y se va a decidir en medio del escándalo ocasionado por el presunto plagio de la tesis de licenciatura de la ministra Yazmín Esquivel, quien es la favorita del presidente López Obrador para encabezar los rumbos del Poder Judicial, y a quien, por esta irregularidad, se considera cuesta arriba una posible designación al interior del grupo selecto de los ministros; pero todo puede suceder en estos tiempos en donde el cinismo se convirtió en un sello significativo de la política.

El escándalo desatado por este plagio pone en crisis de credibilidad a dos instituciones autónomas: a la UNAM, que es la universidad más importante del país y al Poder Judicial, que está obligado a enviar un claro mensaje de honorabilidad que deben tener los impartidores de justicia y quienes, en múltiples ocasiones, sus integrantes se han visto involucrados en diversos escándalos.

Otro aspecto que se ha visto mellado en el affaire de la tesis de licenciatura es la moral pública. Sobre todo porque desde la presidencia se ha insistido en que son diferentes, pero distintas circunstancias ponen en entredicho la supuesta diferencia, y el caso de la ministra Yazmín Esquivel desnuda esta situación. El presidente López Obrador no tenía por qué salir a realizar una defensa del caso ni minimizar la situación, porque el cuestionamiento no era en contra de su gobierno, que en aras de la diferencia pregonada, debió de salir a exigir la mayor transparencia en la investigación.

En este cuestionamiento a la moral pública se repite la escena en donde el mensajero es nuevamente desprestigiado y puesto al linchamiento de los seguidores del gobierno, en el que no solo se hace aparecer a los mensajeros como los culpables en lugar de investigar a profundidad el mensaje y los responsables de esos mensajes sino que se exonera y defiende a quienes son los presuntos responsables.

Lo desafortunado de los argumentos que buscan exonerar a la ministra Yazmín Esquivel se encuentra en la propia defensa que realiza de sí misma la ministra; ésta consistió en buscar crear una narrativa en donde ella es la víctima, en el que su tesis es la que fue plagiada y posteriormente publica un comunicado en el que se señala, que en una declaración notariada el plagiario reconoce su culpabilidad. Sin embargo, horas después, se publica una entrevista en el que se desmiente esa supuesta declaración notariada.

Con una defensa llena de contradicciones y además inverosímil en muchos sentidos, la defensa de la ministra Yazmín Esquivel va a la deriva y deja en entredicho la honorabilidad de la Suprema Corte de Justicia.