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Un año crucial

Editorial
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El año 2023 que inicia, es crucial en el desenlace futuro del país y particularmente de Chiapas. Este año representa el quinto de la gestión presidencial, que dentro del régimen priista, que no termina de extinguirse, representa el último año del poder presidencial, en virtud de que el sexto año le pertenece al candidato presidencial, quien sobre la base de los hechos toma decisiones de gobierno y realiza compromisos políticos.

En Chiapas, el 2023 también representa el momento de definiciones políticas, pues a finales del año se conocerá quienes son los candidatos a la gubernatura. En el escenario de la especulación política, los que juegan a las predicciones dan como hecho que Zoé Robledo es el preferido del presidente López Obrador, pero a la vez, se considera que la presencia de Eduardo Ramírez como candidato opositor, hace prever una real competencia electoral. En el mismo escenario especulativo se observa que Luis Armando Melgar, busca constituirse como la tercera opción, en el caso de un posible choque entre los dos candidatos con mayores posibilidades y a su vez, el gobernador del Estado, entregado a los intereses del grupo Tabasco, impulsa a Ángel Torres Culebro a la candidatura, que representa el bufón de una contienda en el que no tiene posibilidades. Por último Sasil de León juega las cartas de la candidatura femenina, en el caso en que se decida una candidatura de género para Chiapas, lo que le estaría cerrando el paso a la gobernadora de Chiapas la candidatura a Tabasco.

En el escenario nacional, la inclinación presidencial es a favor de Claudia Sheinbaum, lo que abre la posibilidad de una ruptura en el grupo gobernante y se recrea el mismo escenario político de 1987, en que se vivió la ruptura de Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo en el PRI, que condujo a la crisis y posterior derrota de este partido. Tal y como está la disputa al interior de Morena, y más con los intereses del presidente, no hay piso parejo en la contienda y los dados están cargados a favor de Sheinbaum; lo que significa que la práctica del dedazo se repite.

En este escenario de ruptura las elecciones en Chiapas cobran mayor relevancia para los intereses de quien podría ser la candidata de Morena a la presidencia. Sobre todo porque Chiapas históricamente ha sido un granero de votos para el partido ganador. En la única elección en que Chiapas dividió el voto, fue con Felipe Calderón, en las elecciones de 2006, en donde la balanza de votos se inclinó a favor del candidato opositor López Obrador, y esto enturbió los resultados, en donde el triunfo de Felipe Calderón fue mínimo, de tal manera que a la fecha se sigue hablando del fraude electoral de esa elección.

Esa experiencia juega un papel determinante para la definición de Chiapas, en donde la oposición es inexistente y se hacen cálculos que Chiapas proporciones millón y medio de votos en las elecciones presidenciales, lo que significa el 10% del total de votación que se requiere para ganar la presidencia. Sin embargo, un candidato opositor, que haga competitiva la elección en Chiapas cambia ese escenario, que puede ser similar al narrado en las elecciones del 2006, lo que significa a la candidata le interesa obtener los votos de Chiapas pero a su vez, que Chiapas no le proporciones votos significativos al candidato de la oposición. Esto lleva a una conclusión, en que en Chiapas no hay nada para nadie y que posiblemente los interese del presidente no coincidan con los intereses de la candidata.