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Los gobiernos de la juniorcracia en Chiapas

Editorial
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Chiapas por su diversidad étnica y social es una de las entidades más complejas de gobernar, y esta complejidad se hace aún mayor cuando han pasado gobiernos, que en lugar de reducir la brecha de desigualdad la han profundizado. Hay un discurso reiterado en Chiapas que señala que la federación no le brindado los apoyos que requiere y esta es la principal causa de su subdesarrollo; esta consideración no se sostiene hoy día, en virtud de que esa ausencia de apoyo de recursos se modificó después del levantamiento armado de 1994, en el que Chiapas se convirtió en una de las cinco entidades que más presupuesto recibe de la federación, sin que estos recursos hayan cambiado las condiciones sociales de la entidad.

Sólo para identificar la magnitud del incremento de los recursos que Chiapas recibe, basta con señalar que en el último gobierno del interino Roberto Albores el presupuesto de la entidad fue apenas inferior a los 16 mil millones de pesos, y en el año actual del gobierno de Rutilio Escandón el presupuesto es superior a los 110 mil millones de pesos, pero si se compara con resultados, se realizaron más acciones de gobierno en los 34 meses de gobierno de Albores que en los cuatro años que lleva Rutilio Escandón.

En los últimos 23 años, Chiapas ha recibido un presupuesto de un Billón 400 mil millones de pesos, una cantidad que si estuviera bien invertida, Chiapas tendría otro rostro, lo que significa que lo que ha fallado son los gobernantes ¡Imagínense nada más! Haber sido gobernados por Juan Sabines Guerrero. Y si eso no fue suficiente lo sustituyó Manuel Velasco Coello y, finalmente, ahora está Rutilio Escandón Cadenas. La desgracia actual de Chiapas es haber sido gobernados de manera consecutiva por tres gobernadores que no tenían ni idea de los problemas de Chiapas y de lo que el Estado necesitaba. A tal grado que Chiapas ha tenido gobiernos de corrupción, de derroche y de ocurrencias.

Chiapas ha sido mal gobernada no solo desde el punto de vista financiero sino también desde la dimensión de la política, en donde se constituyó un sector de la juniorcracia, que ha ocupado puestos de elección y que aspira a continuar gobernando el Estado, pero que no tiene el talento ni la visión de sus ancestros y sí se caracterizan por la rapiña. El Estado ya fue gobernado por esta juniorcracia que saqueó a Chiapas; así llegó Juan Sabines y Manuel Velasco, pero existe una lista de junior que aspiran a la gubernatura.

Chiapas para estos junior es sólo un trampolín de la política, no conocen los problemas de la entidad aunque la recorran frecuentemente. Al no conocer la problemática son incapaces de proponer soluciones y mejoras sociales y pretenden gobernar la entidad con abrazos, saliva y boletines como lo han hecho los últimos gobernadores de la entidad.