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Thu, Apr
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La violencia desbordada

Editorial
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El enfrentamiento entre grupos de la delincuencia organizada en el municipio de Frontera Comalapa evidencia una realidad, que ya no se puede ocultar con falsos discursos que inventan la idea de un Chiapas seguro y con boletines de prensa que enaltecen un supuesto saldo blanco en delitos de alto impacto. La violencia desatada el día jueves, en que el secretario de gobernación visitó Chiapas, en su intento de obtener la candidatura de Morena a la presidencia, provocó el desplazamiento forzado de miles de personas que huyen de la violencia y la inseguridad ante una inacción del Estado y un grave silencio gubernamental, que no emite comunicación alguna  sobre la grave situación que se vive en los municipios fronterizos de la sierra con Guatemala.

Para el estado mexicano no sucede nada en Chiapas y particularmente para el gobernador de la entidad, los culpables de esta violencia son aquellos que difunden estas noticias a punto tal que se genera una mala imagen de Chiapas y se desprestigia un trabajo del gobierno dedicado a entregar a la población las obras que se realizan como la remodelación de mercados, de parques y calles, que en realidad son obras que no construyen gobernabilidad ni reducen las condiciones de pobreza en la población y que solo muestra la pobreza de ideas de un gobernante que no sabe cómo se debe gobernar una entidad con muchas complejidades.

Los sucesos en Frontera Comalapa son noticia nacional, en medio de un silencio que guarda la fiscalía del Estado, la fiscalía general de la república y la secretaría de seguridad pública, quienes aparte de que no se comprometen con la población, dan muestra de estar al servicio de la delincuencia organizada. La pregunta obligada es  con cuál de los dos grupos colaboran los funcionarios de estas dependencias y la respuesta es sumamente preocupante, pues colaboran y reciben beneficios con los dos cárteles en disputa.

Las consecuencias del silencio gubernamental, que no sale a dar la cara y a fijar una postura sobre los enfrentamientos en Chiapas entre los cárteles más importantes del país, sólo provoca mayor especulación y que se difunda información que por obvias razones no puede oficializarse, en donde se habla de más de 50 muertos y más de 3 mil  desplazados, lo que significa la mayor masacre sucedida en la entidad.

En Chiapas no hay una estrategia de seguridad, porque así se beneficia a la delincuencia organizada, que ha encontrado el gobierno propicio para ampliar los dominios y el control territorial. Un gobierno con funcionarios deshonestos, que sin medir las consecuencias de sus actos estableció vínculos  y colaboración con dos cárteles que se disputan el territorio, y ahora que hay una violencia desbordada, con decenas de muertos y una población desplazada, sólo guarda silencio.