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El fracaso de la seguridad pública en Chiapas

Editorial
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La presencia de la delincuencia organizada en Chiapas no es un problema reciente, viene de décadas atrás, pero nunca se habían visto enfrentamientos callejeros entre ellos, ni encajuelados, ni decapitados, ni una serie de ejecuciones extrajudiciales sin que la fiscalía realice detenciones. Lo que caracteriza el accionar de la delincuencia organizada en este momento es la impunidad, el descaro con el que se pasea en las calles o el exhibicionismo que muestra cuando llegan a restaurantes o bares en donde personas claramente armadas se distribuyen en diferentes puntos del lugar o simplemente cuando circulan en las calles en que es evidente el operativo de vigilancia que realizan.

¿Qué es lo que hace diferente a la delincuencia organizada en este momento en Chiapas? Que personal de las oficinas de la fiscalía general de la república, de la fiscalía del estado y de la secretaría de seguridad pública se encuentran a su servicio, se convirtieron en empleados del crimen organizado, pero el poder de estos grupos no queda ahí; presidentes municipales y corporaciones policíacas en los municipios se encuentran subordinados a la delincuencia. Eso significa que han ganado mayor control del territorio que era exclusivo del Estado y por esa debilidad se convirtieron en una forma de Estado que está subordinando a lo que se denomina al Estado-nación.

A su vez, lo que está convirtiendo en un  imposible el dominio del Estado sobre la delincuencia organizada, es la ausencia del gobernante por imponer una autoridad y establecer un orden distinto. La política de abrazos y no balazos es un fracaso rotundo, fracaso que se fortalece en Chiapas por la ausencia de gobierno y de toma de decisiones. En este sentido hay un fracaso rotundo de la seguridad en Chiapas. Las reuniones diarias de la mesa de seguridad no han servido para nada, ante un evidente crecimiento del crimen organizado.

Los sucesos de la región de Frontera Comalapa, Chicomuselo, Comitán y Amatán de la Frontera, son la clara expresión del dominio territorial de la delincuencia organizada. Lo grave es que este corredor de violencia no es el único que hay en Chiapas. Está el corredor Berriozábal-Ocozocuautla-Jiquipilas, que ha sido escenario de enfrentamientos; el corredor Rincón Chamula-Pueblo Nuevo y de manera preocupante está la situación de San Cristóbal de Las Casas que se encuentra bajo el control de la delincuencia organizada, control que se expande peligrosamente  sobre los pueblos y comunidades indígenas de Los Altos de Chiapas.

En Chiapas existen 24 cuarteles de la Guardia Nacional, éstos no han garantizado tampoco mayor seguridad en los municipios en Chiapas, su papel solo ha sido notorio cuando forman el muro de contención para impedir el paso a las caravanas de migrantes, en el que paradójicamente, no tienen facultades para intervenir. En este sentido, también se puede señalar que la presencia de la Guardia Nacional en Chiapas ha sido un fracaso. Situación que resulta inexplicable que no hayan cambios en la fiscalía del Estado y en la secretaría de seguridad, ambas oficinas dominadas por lo que se denomina, desde la fiscalía general de la república en la Ciudad de México, como el cártel Chiapas, en el que participan varios funcionarios públicos y diputados federales.