Con la decisión de Zoé Robledo de no continuar en la búsqueda de la gubernatura de Chiapas, el escenario político cambió no solo en la entidad sino en el propio proyecto personal de Zoé Robledo, quien está convertido en un personaje con proyección nacional y al que el gobierno de Morena, si logra refrendar la presidencia de la república en el 2024, lo tendrán que recompensar, en una posición federal que vaya acorde al sacrificio que realizó.
Zoé es un político joven, con mucho camino que recorrer, que a pesar de los distintos señalamientos que hay en torno de la dependencia del seguro social que dirige, mantiene una buena imagen pública, que lo posibilita continuar en el ámbito nacional y que no está alejado de ocupar un cargo de elección nacional, sobre todo porque la disputa por la candidatura a la presidencia del Frente Amplio por México, se ha venido cerrando entre Xochitl Gálvez y Beatriz Paredes, lo que abre la posibilidad de que entre ellas salgan las candidatura a la presidencia y a la jefatura de gobierno de la Ciudad de México, dúo de mujeres que serían competitivas en el 2024, situación que obligaría a buscar una candidatura en Morena, atractiva y competitiva, en el que Zoé Robledo puede estar de nuevo en el escenario electoral, pues con anterioridad ya se había mencionado la posibilidad de que él fuera el candidato a la Ciudad de México, en donde Morena tiene un fuerte bastión y en el que corre el peligro de perder la capital del país.
En esta experiencia, Zoé obtiene varios aprendizajes, que debe reflexionar y asimilar, al mismo tiempo debe identificar quienes en realidad están con él y los alcances que tienen cada uno de ellos, particularmente en el manejo de medios, en el que se construyeron enemistades en el ámbito periodístico hacia el proyecto de Zoé, por caprichos y vendettas de los responsables de cuidar la imagen pública del funcionario y que consiguieron lo contrario.
En Chiapas, en el que podría pensarse que con la declinación de Zoé ya todo quedaba definido, sucede lo contrario, el clima político se enrareció más, en donde en la cuadra del gobernador consideran que esa declinación les favorece y terminó enloqueciendo al Dr. Pepe Cruz, que con recursos públicos del sector salud incrementó su presencia mediática en las redes sociales; igual situación se presenta con Ángel Torres, que a pesar de los distintos descalabros que ha tenido por su acto de necedad y de corrupción al pretender realizar la construcción del circuito vial de Caña Hueca, en el que se han incrementado los amparos y con ello las medidas cautelares de los juzgados de distrito que han ordenado suspensiones definitivas, el secretario de obras continúa desaforado intimidando y amenazando a los grupos ambientalistas y a los ciudadanos que se ampararon, en su loca carrera a una gubernatura que se le hizo de humo, pero él no lo alcanza a ver.
En Chiapas la candidatura al gobierno sigue en el aire, en el que existe una postura del Partido Verde, de mantener una alianza con Morena siempre y cuando el candidato vaya acorde a sus intereses, lo que estaría imponiendo el criterio de que llevan mano. De no cumplirse con este criterio entonces Morena y el Verde irían por separado y resulta complicado definir el resultado de la elección. Bajo este escenario, habría que decirle a Roberto Albores que se precipitó en su renuncia al PRI y su incorporación al PT, en virtud que bajo las circunstancias mencionadas, el diablito sería un activo importante en el Frente Amplio por Chiapas.
Cambiaron las circunstancias y cambiaron los escenarios políticos
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