El presidente López Obrador mantiene un discurso de que en Chiapas hay paz y tranquilidad y que además es uno de los Estados más seguros en el país. Esto lo argumenta con los registros que hay en el Sistema Nacional de Seguridad Pública, datos estadísticos que son reportados por las mismas autoridades de seguridad en Chiapas y que están manipulados, debido a que hay homicidios que no se reportan, sobre todo en los enfrentamientos de las comunidades indígenas, en que los propios familiares son los que levantan los cuerpos y los sepultan. Situación similar se presenta en los enfrentamientos que hay entre los cárteles en Chiapas que levantan a sus muertos.
En Chiapas se vienen multiplicando las fosas clandestinas, particularmente en las zonas en donde se presentan los enfrentamientos, en donde la misma población sube a las redes vídeos y fotografías de estos enfrentamientos y la fiscalía del Estado dice no tener conocimiento y en algunos casos ha salido a desmentir las acciones de violencia, pese a los antecedentes que hay publicados las redes sociales, en el que se habla de fallecidos que simplemente no son reportados en los registros del Sistema Nacional.
En Chiapas, pese al discurso del gobernador y del presidente de la república, se vive una guerra entre los cárteles y hay una violencia generalizada en gran parte del territorio, que está bajo control de la delincuencia organizada, que a su vez, viene imponiendo el cobro de piso a comercios y empresas en total impunidad, por la pasividad y sobre todo complicidades en la fiscalía del Estado y en la secretaría de seguridad pública, dependencias que por tener malos funcionarios, dejaron de ser confiables en amplios sectores de la población, por estar señalados de brindar protección y estar involucrados con estos grupos delincuenciales.
Los enfrentamientos sucedidos el día de ayer en varios puntos de la zona fronteriza de la sierra, son muestra de la gravedad de la guerra entre cárteles que se vive en Chiapas, que desafortunadamente, no tiene la atención ni la preocupación gubernamental, porque resulta más cómodo mantener el discurso de que aquí no pasa nada y cuando pasa, tampoco sucede nada, que utiliza la autoridad para desestimar la violencia en la entidad, en el que incluso, se señala que esta violencia es magnificada por algunos medios con el afán de desprestigiar al gobierno, o peor aún señalamientos realizados por el gobernador de Rutilio Escandón de que es la propia delincuencia la que filtra en medios a su servicio estas noticias con el afán de crear terror en la población.
En Chiapas no hay gobierno, junto a ello hay una terrible incapacidad en la secretaría de gobierno, en la fiscalía del Estado y en la secretaría de seguridad pública, situación que reproduce patrones de impunidad e incrementa los problemas de gobernabilidad que existen en toda la entidad, ante una conducta de indiferencia, frivolidad, irresponsabilidad de una autoridad, que considera que en Chiapas es irrelevante gobernar.
La paz y la tranquilidad en Chiapas
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