En el régimen priista, el 1º de septiembre estaba considerado como el día del presidente. De acuerdo con la ley, esa es la fecha en que el presidente de la república presentaba su informe de gobierno ante el Congreso de la Unión y por lo tanto se hizo una tradición rendirle tributo nacional, a tal punto que en el calendario era un día no laborable y las organizaciones adheridas al PRI se movilizaban para manifestar el respaldo a su líder.
Años después, la oposición en el Congreso buscó mellar la celebración del día del presidente y aparecieron los primeros gritos en el recinto en contra del presidente, todo esto ante la presencia de los invitados internacionales. Fue célebre la interpelación que realizó el senador Porfirio Múñoz Ledo en el último informe presidencial de Miguel de la Madrid Hurtado, y a partir de estas manifestaciones se acordó que los partidos fijaran su posición política antes de que el presidente presentara su informe en el Congreso, con ello se buscaba ensuciar la celebración del día del presidente.
Finalmente, ya perdida la mayoría del Congreso, se acordó que la presidencia entregara por escrito el informe de gobierno sin que hubiera necesidad de que el presidente se presentara en persona ante el Congreso de la Unión, con esto se buscaba acabar con la celebración del día del presidente. Sin embargo, durante este gobierno, el presidente López Obrador buscó instituir la celebración del día del presidente organizando un magno evento, en el que el presidente rendía ante el pueblo y no ante el Congreso, sin oposición alguna, su informe de gobierno.
Pese a los intentos de manchar la celebración del día del presidente, la oposición nunca tuvo el éxito esperado, en el que siempre apareció la capacidad de una mayoría para disminuir los gritos y acciones de protesta en el Congreso. Pero todo esto desapareció este 1º de septiembre, en donde Xóchitl Gálvez se apropió de la máxima tribuna del país y sus correligionarios, que representan la minoría en el Congreso, le empezaron a gritar presidenta, y la mayoría, en lugar de buscar minimizar este acto, decidió abandonar la sala de sesiones y le dejó todo el escenario a la nueva líder de la oposición, que aprovechó, como nunca había sucedido, el acto montado ex profeso para celebrar el día del presidente.
El pasado 1º de septiembre la oposición se apropió del Congreso de la Unión, ante una insólita reacción de una mayoría, que no fue capaz de imponer esa mayoría, y decidió abandonar la sesión, dejando todo el escenario a quien representa a una oposición que se apresta, con todas las dificultades que hay, para la contienda electoral del año 2024. Abandonar el recinto fue un error de la mayoría, que mostró una incapacidad total para contrarrestar los efectos de Xóchitl Gálvez, ya no solo en el Congreso sino en el imaginario de sus seguidores.
Xóchitl Gálvez en el día del presidente
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