Algo sucede en Chiapas, que de pronto aparecen síntomas de locura en personajes sin talento, que aspiran a ser gobernador y de las coladeras brotan candidatos que empiezan a realizar campañas; por eso se observa una colección de piltrafas, orates y distintas especies de la zoología aspirando a la gubernatura. El más reciente de estos personajes es el presidente municipal de Tuxtla Gutiérrez, Carlos Morales, que con sus nuevas pretensiones políticas nos muestra que no solo tiene la cara sino que realmente lo es, del que se anuncia que en las próximas horas solicitara licencia al cabildo para iniciar la búsqueda a la gubernatura.
Carlos Morales forma parte de los políticos que fueron descritos por la diputada Manuela Obrador, en el evento organizado por Zoé Robledo, el 26 de agosto, en donde éste trasladó la estafeta del frustrado movimiento del porvenir a la misma Manuela Obrador y a Carlos Morales, en donde al tomar la palabra la prima del presidente expresó la frase fatídica, que le ocasionó, de manera fulminante, la muerte de sus aspiraciones al señalar que los saqueadores del erario recuperen el poder, frase bonita y pegadora pero expresada sin reflexión alguna, porque en ese evento habían muchos políticos chapulines, colaboradores y corresponsables del saqueo realizado por gobiernos del pasado, y que con cinismo, aplaudieron la frase irreflexiva, que finalmente frustró la candidatura de Manuela Obrador.
El presidente Carlos Morales, en primera fila y a lado de Zoé Robledo, aplaudía a rabiar, los señalamientos de Manuela Obrador, cuando él mismo fue funcionario del gobierno de Manuel Velasco, el ahora valioso e intocable aliado del presidente de la república, quien le regaló la presidencia municipal a Carlos Morales, en donde el exgobernador Velasco Coello, llamó a Carlos Morales a la casa de Gobierno y le dijo, Carlos, Pablo Salazar y Juan Sabines se opusieron a que fueras presidente municipal, pero yo te voy a cumplir haciéndote presidente municipal, y Manuel Velasco le cumplió, lo hizo presidente a través de un fraude descomunal, para cerrarle el paso al Dr. Paco Rojas, en donde muchas de las urnas electorales fueron llevadas a las instalaciones de la Unach, para alterar los resultados y superar los más de 100 mil votos que legítimamente había obtenido Paco Rojas.
Carlos Morales, quien no goza de prestigio ni reconocimiento en Tuxtla Gutiérrez y quien reincidentemente muestra ser un lacayo del poder, está involucrado en la disputa de la construcción del circuito vial, que afecta la supervivencia de los ecosistemas en torno a los parque de Caña Hueca, Joyyo Mayu y Tuxtlán, quien de manera sumisa autorizó la tala de árboles y frente a un amparo interpuesto modificó el dictamen a trasplante de árboles y que ahora está involucrado en la salvaje maniobra de trasplantes de árboles en el oriente de la ciudad, realizado el fin de semana, en el que se cometió un ecocidio, que va a traer consecuencias jurídicas.
Pero asimismo, es el responsable de una política fiscal persecutoria, cargada de actos de corrupción e ilegalidades, en donde se viene colocando en varios predios e inmuebles un cartel que señala que el predio está en proceso de embargo, lo que reproduce la práctica más violatoria de derechos, y que ocasionó que funcionarios se quedaran con predios embargados a través de manipulaciones, con el contubernio del registro público de la propiedad y de notarios públicos, durante el gobierno municipal de Fernando Castellanos Cal y Mayor. Con esta acción de la presidencia municipal se percibe una maniobra que busca realizar embargos ilegales, en el que se encubre la corrupción, pero en el que existe una gran falla que evidencia la ineficacia de esta política fiscal represiva, en virtud de que la base de datos del municipio que no está debidamente actualizada y pese a ello se viene provocando una política de terror a los propietarios, que obviamente muestran su malestar y rechazo a unas medidas de un gobierno que no sabe de eficacia y que para colmo, el presidente municipal, en el extremo de la estupidez, pretende aspirar a la gubernatura, arrastrando un problema de persecución y violación de derechos a los electores.
El aspiracionismo de Carlos Morales
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