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El retorno de Sabines

Editorial
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Durante el gobierno de Juan Sabines, Chiapas vivió un despilfarro y un saqueo de recursos que ensombrece peligrosamente el futuro de los chiapanecos. En los seis años de esa administración se ejerció un presupuesto superior a los 300 mil millones de pesos, recursos que a la fecha nadie se explica en dónde fueron invertidos ni cuáles fueron los programas de inversión que justifique tal despilfarro; pero que, sin embargo, a plena luz del día enriqueció a muchos funcionarios de ese gobierno y que hoy gozan de total impunidad.

 

No obstante ese alto presupuesto, el gobierno de Sabines endeudó a la entidad en 21 mil millones de pesos, pero dejó de pagar a los acreedores de servicios contratados y de obra pública una cantidad calculada en 20 mil millones de pesos; lo que suma un monto superior de los 40 mil millones de pesos de la deuda que Sabines le dejó a los chiapanecos. Lo grave de esta deuda, es que en las solicitudes al Congreso, en muchas de ella  no se justificó que fuera para inversiones productivas, que es la única causal establecida en la constitución, mediante el cual los diputados pueden autorizar un empréstito, lo que significa que mucho de la deuda se contrató de manera ilegal y además no se le notificó a la secretaría de hacienda federal.

Es por ello que sobre esta deuda, los diputados locales de las dos legislaturas en el gobierno de Sabines son cómplices y corresponsables de este ilegal endeudamiento. Esos diputados locales incurrieron en dos tipos de omisiones, autorizaron deuda pública sin acatar la disposición constitucional y luego no verificaron el debido cumplimiento del ejercicio del presupuesto público y sin revisión alguna le aprobaron la cuenta pública.

El daño que realizó el gobierno de Juan Sabines a los chiapanecos no es asunto menor, en virtud de que nos condenó a pagar una deuda en la que no sabemos qué se hizo con esos recursos. Actualmente el pago que realiza el gobierno de esa deuda, es de aproximadamente 4 millones de pesos diarios, más 1 400 millones de pesos al año.

Con esos 4 millones de pesos diarios que se pagan por la deuda, se podrían construir 10 casas diarias de interés social o bien una escuela diaria de seis salones o apoyar con la construcción de piso firme a 150 familias diarias.  O bien se podría abastecer en condiciones aceptables 4 clínicas de salud al día o apoyar diariamente a cientos de productores agrícolas, para reactivar las actividades agropecuarias.

Con el pago obligatorio de esa deuda, el gobierno de Sabines no sólo condenó a los chiapanecos a la pobreza sino también dinamitó la esperanza, pues la crisis económica que se está viviendo en el país –con la devaluación del peso y la caída de los precios del petróleo-, se van a reducir las participaciones federales para la entidad y con ello, se reducirán aún más las expectativas de vida de la población.

Pese al daño irreversible que Sabines le hizo a Chiapas, existen personas interesadas en promover el retorno del exgobernador al poder de la entidad. Este grupo se empieza a coaligar en torno de la figura de Roberto Albores Gleason, quien representa los intereses del sabinismo y a quien los periodistas que fueron beneficiados por el anterior gobierno están iniciando una campaña para llenarlo de cualidades y virtudes, que sólo volviendo a nacer podría llegar a tener. 

Los méritos que Albores Gleason tiene son de pedigrí y eso es lo que buscan explotar para inclinar la balanza a su favor en el proceso del 2018. Pero esta candidatura tiene muchos negativos que la hacen poco atractiva: la traición al PRI en el 2006; su alianza con Juan Sabines, lo que le daría impunidad ahora que el Órgano Superior de Fiscalización está revisando la cuenta pública 2011 y 2012 de ese gobierno; su nexo con presidentes municipales presuntamente vinculados con la delincuencia organizada; la rendición de cuentas de las prerrogativas que le proporcionó el IEPC en los más de cinco años de su gestión como presidente del PRI; y, sobre todo el resquebrajamiento que se prevé se de en ese partido si desde el centro del país insisten en imponerlo como candidato.

Aún y cuando el 2018 está muy cerca, es prematuro hablar de una candidatura ganadora, pues la presencia de Juan Sabines en el proceso, va a caldear los ánimos en la contienda y van a salir a relucir los acuerdos, alianzas y componendas que varios políticos realizaron con Sabines y se establecerán nuevos acuerdos para evitar su retorno a la política local.