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Los malos resultados del gobierno en Chiapas

Editorial
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Charles-Jean Bonnin, considerado el padre de la administración pública moderna, en su libro los principios de la administración pública define a ésta como el gobierno en acción. A partir de este punto de vista se puede entender con claridad, la situación real en Chiapas, en donde existe una ausencia de gobierno y entonces el aparato público del Estado no resulta funcional y no responde a las demandas de la ciudadanía, a punto tal, en que estas deficiencias conforman un círculo vicioso, que entorpecen y dificultan las posibilidades reales de construir un gobierno.

Esta situación, trasladada a los problemas concretos que hay en la entidad, deja entrever el déficit peligroso de gobernabilidad que se está viviendo actualmente; debido sobre todo, a que no existe un funcionamiento eficiente y eficaz en la administración pública local, que debiera servir como muro de contención a la sobrecarga de demandas que realiza cotidianamente la población, y la deficiencia de la administración pública en Chiapas conlleva a la ausencia de gobierno.

De los problemas heredados históricamente no se ha resuelto ninguno y de los nuevos que han surgido, algunos de ellos están evolucionando con una conflictividad peligrosa, como el narcotráfico o la migración, que evidencian la inseguridad y el caos social y junto a ello, un desentendimiento del conjunto de los funcionarios que se encuentran preocupados en como quedar bien con el gobernador, que en la de construir gobierno.

Los cambios y la reestructuración en el aparato gubernamental ya no se realizaron, en donde se observa a un gobernador que no parece importarle los problemas del Estado, quien no percibe el bajo desempeño de su gobierno, y además permitió, que los graves problemas de la entidad, como la violencia provocada por los enfrentamiento entre los grupos de la delincuencia organizada se conviertan en noticia nacional e internacional y en el proceso electoral adelantado que se está viviendo ha permitido que funcionarios del gobierno realicen campaña política con un derroche de recursos públicos que ha llamado la atención de medios nacionales que dejaron al descubierto la corrupción que hay en la administración de Chiapas.

Sin duda, Chiapas no merece lo que está pasando; en donde la ausencia del gobernador se reproduce en una ausencia de la administración pública y en una ineficacia en la atención de los problemas de la población, lo que deja entrever que no hay nada del discurso de la transformación de la entidad y sí mucha tragedia por la corrupción que prevalece en un gobierno que presumía de austeridad, pero que está desnudado por la campaña publicitaria que realizan los colaboradores de Rutilio Escandón.

Aquí, no se trata de ser un crítico oficioso del gobierno, pero existen en la entidad condiciones sociales, que viene acentuando graves contradicciones políticas, a punto tal, que el caos y la violencia se generalizó, ante la pasividad de los funcionarios, que no perciben las responsabilidades que tienen en sus manos y en lugar de atender y dar respuesta a las diferentes problemáticas de la entidad, se dedican más por cómo participar en la rapiña presupuestal, bajo el amparo de la impunidad, en donde no se investiga ni sanciona a los nuevos ricos que surgieron en este sexenio.

En un breve recuento sobre los conflictos que están minando la gobernabilidad en el Estado se pueden mencionar: El conflicto entre Aldama y Chenalhó, que lleva varios decenas de muertos y no se ven visos que los conflictos vayan a terminar, a pesar de la firma del acuerdo de no agresión. En Tila existe una inejecución de sentencia, que obliga al Estado a devolver las tierras expropiadas en 1982 al ejido, en el que se construyó medio pueblo. En Oxchuc,  la elección de autoridades municipales por usos y costumbres creó un conflicto mayor, que no se está atendiendo. Los problemas en Pantelhó y el grupo de autodefensa Machete, quienes desaparecieron hace dos años a 21 personas, sin que el Estado investigue y sancione esta grave violación de derechos. La disputa y el control de la plaza en Frontera Comalapa y en todos los municipios fronterizos, entre grupos de la delincuencia organizada, lo que evidencia que hay territorios ocupados por la delincuencia. Los problemas provocados por una mala política migratoria, que convirtió a Tapachula en una ciudad cárcel. La pérdida de la seguridad en San Cristóbal en manos del grupo de los Motonetos. Todos estos problemas requieren de una rápida intervención de un gobierno que prometió la transformación y que se convirtió en un gobierno de continuidad con malos resultados y con una corrupción al descubierto, que es exhibida en la prensa nacional.