El proceso interno para designar los candidatos a gobernador por el Partido Morena, ilustran la imagen del pasado en donde las prácticas democráticas no es la característica de ese proceso en el que se reproducen los viejos estilos del régimen del PRI que tanto critican en ese partido. Lo que se observa es el clásico acarreo en los eventos de los candidatos, el reparto de tortas, agua y refrescos, se moviliza a madres beneficiadas de los programas sociales que vienen acompañadas de sus hijos menores de edad, muchas veces bajo amenaza de que les pueden retirar sus apoyos, una promoción millonaria en espectaculares, lonas y bardas, en el que las autoridades electorales no investigan bajo el supuesto de que el proceso electoral no inicia todavía, pero en realidad lo que hay actos anticipados de campaña y una campaña en sí en busca de la preferencia electoral; todo ello bajo el falso discurso de la cuarta transformación.
Una regla básica de la democracia es el ejercicio del voto en libertad. Algo que no está en los procesos internos de Morena, en el que buscan presumir que la selección de candidatos no es por dedazo, como se hacía en el PRI, cuando en realidad es el mismo dedazo pero encubierto en un proceso de encuesta, en donde previamente se definió a los triunfadores. Y lo que se observa, es que al partido no le salen las cuentas, y existen una mayor simpatía en alguien que no es el palomeado, y entonces se violan los términos de la convocatoria y se inventan nuevos procedimientos y se prolonga la definición de los candidatos, pero el discurso de que la gente elige provoca, que aunque no guste el que tiene lo mayores respaldos, se tienen que mantener, porque se corre el riesgo de que no se refrende la preferencia de la gente y todo el discurso pseudodemocrático se caiga, y quede al desnudo de que nada han cambiado las prácticas del PRI en Morena.
En Chiapas, el gobernador quiere jugar a ganar con sus funcionarios, pero con esta acción se deslegitima aún más de lo que ya está y nadie le dice que con ello corre el riesgo de que su partido pierda las elecciones, y peor aún, hace evidente la fractura, la división y los intereses malsanos que hay detrás de los apoyos que su gobierno brinda al Dr. Pepe Cruz, que se ha ganado el repudio de la población y se le ve como tabasqueño y no como chiapaneco interesado en sacar adelante a la población. El gobernador perdió de vista que su papel, en el mejor de los casos, era convertirse en el árbitro, pero se equivocó al jugar con candidatos que no representan la voluntad popular y dejó en evidencia que Chiapas poco importa, en virtud de que su candidato, representa las peores prácticas y la corrupción generalizada, como ya se denunció en los medios nacionales.
El apoyo a los peores por parte del gobernador, muestra que la apuesta de Rutilio Escandón es continuar con los gobiernos de la la caquistocracia, algo que resulta evidente porque juega con candidaturas que son funcionarios de su gobierno y que políticamente representan a lo peor del gobierno y pese a ello, se vuelve cómplice al permitir el uso de los recursos públicos en las campañas. No se ha dado cuenta que los resultados de su gobierno son ridículos y apostar por Pepe Cruz a la gubernatura y con Ángel Torres Cuelebro a la presidencia municipal de Tuxtla resulta una ofensa a una población, que ha tenido que soportar tres sexenios de gobiernos malogrados y ahora ve como una burla el gasto multimillonario realizado por el Dr. Pepe Cruz en la búsqueda de lo que a todas luces es la locura.
El viernes es posible que se concluya la incertidumbre y Morena defina quiénes son sus candidatos y candidatas en las nueve entidades que tienen elecciones para gobernador. En Chiapas no debe haber sorpresas y sí muchos sorprendidos.
El viernes se definen las candidaturas
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