A debate los proyectos de MORENA/ EZLN-CNI/ AHORA

Editorial
Typography

La construcción del pluralismo en México ha sido largo y tortuoso. Sobre todo porque la influencia de la monarquía española fue determinante en la construcción de la nueva república, en el que prevaleció la dictadura. No por algo el primer gobierno del México independiente fue bajo la figura de un emperador con Agustín de Iturbide.

 

De allí, en distintos momentos, prevaleció en la historia de México el gobierno unipersonal. Así fue con Antonio López de Santa Anna, quien durante el período de 1833-1855, fue más de diez ocasiones presidente del país; Benito Juárez quien gobernó a México durante 15 años y Porfirio Díaz, que fue durante 30 años presidente. Luego vino la Revolución Mexicana que definió las características del nuevo régimen político, que aún gobierna, y en 1928 surgió el partido político hegemónico, que ganaba todas las elecciones en el país –y que cada seis años conforma gobiernos autoritarios-, hasta que a finales de los años 70, se da en el gobierno de José López Portillo una reforma política, que reconoció el pluralismo político y que permitió la llegada de diputados de otros partidos políticos a la cámara de diputados.

La construcción del pluralismo político en México ha sido un camino sinuoso, debido a la ausencia de un proyecto democrático, que permitió históricamente la consolidación de gobiernos de un solo hombre y la persecución a los opositores del régimen, en el que se busca no el triunfo de una postura sino la exterminación de los contrarios. Esto fue así desde el Siglo XIX, en el que el triunfo del ala liberal significó el exterminio de los conservadores, en el que la política y el gobierno fue todo liberal; en el ascenso de Porfirio Díaz la participación de la política fue sólo para los porfiristas y se perseguía a los opositores. Esto mismo pasó con los gobiernos del PRI, en el que sólo los priistas gobernaban y se anuló la oposición.

Este país vivió la primera gran crisis del gobierno autoritario en la década de los 60s, que fue precedida por grandes movilizaciones y que fueron reprimidas, como el movimiento de ferrocarrileros, el de los maestros y el de los médicos en 1958 y su punto de mayor ruptura fue en el movimiento estudiantil de 1968, que obligó a repensar en cambios ante el agotamiento que se percibió del régimen. Fue a partir de estos acontecimientos en que se da la apertura política y el reconocimiento a otros partidos, y en 1977 se le otorga el registro político, entre otros, al Partido Comunista Mexicano (PCM).

La ampliación del sistema de partidos y la existencia de diputados plurinominales no resolvió el problema de la exclusión política en México. De allí que en las elecciones de 1988 se presenta un gran fraude electoral y en 1994 se vive una nueva crisis política con el levantamiento zapatista y el régimen promueve una reforma electoral en 1997, en el que se le retira al Estado el control de las elecciones. Esta medida permitió el gobierno de la alternancia en el año 2000, en el que el PRI pierde por primera vez una elección presidencial y en donde la derecha fue la beneficiaria de este proceso de construcción del pluralismo.

En las elecciones del 2018 se percibe un agotamiento del régimen político, lo que implica su transformación. En este proceso aparecen tres proyectos que se proponen la transformación del régimen político, pero que en este momento se presentan como antagónicos: la candidatura de una mujer indígena del CNI-EZLN, la de AhoraoNunca, de Emilio Álvarez Icaza y el de Andrés Manuel López Obrador como la figura de mayor consolidación y con posibilidades reales para ganar la presidencia con su partido MORENA.

Los tres proyectos son de una legitimidad incuestionable, pero los seguidores de AMLO con bastante ligereza y con argumentos autoritarios descalifican tanto al EZLN como a Emilio Álvarez Icaza, quienes son acusados de servir al régimen y más de uno, con una ignorancia sorprendente realiza acusaciones de traición a la izquierda y al movimiento democrático al prestarse al juego para evitar el triunfo de AMLO.

Por ello resulta de gran importancia, que la Facultad de Ciencias Política y Sociales de la UNAM realice el próximo 6 de abril, la primer Mesa de Análisis de estos tres proyectos en el que existe la coincidencia de transformar el régimen político pero donde también hay diferencias que hay que buscar conciliar para miras de construir una candidatura única. Las diferencias más fuertes está en la defensa del territorio y la oposición a las mineras en las comunidades indígenas que mantiene el EZLN-CNI, en el que AMLO ya manifestó su postura y él está de acuerdo con la explotación minera. La diferencia entre AMLO y Ahora está en el proyecto de construcción de la democracia y en el establecimiento del respeto a los derechos humanos, en el que AMLO mantiene un discurso favorable pero a la vez desarrolla una práctica autoritaria que contradice su discurso; sobre todo porque los orígenes de AMLO no proviene de la lucha democrática y desde finales del año 2000 su lucha ha sido por la presidencia de la república y no por un proyecto democrático.

La experiencia de esa Mesa de Análisis debe ser esclarecedora en términos de proyectos y a la vez, debe mostrar una disposición política para la construcción de acuerdos. Los participantes son Claudia Sheinbaum, por MORENA; Gilberto López y Rivas, por EZLN-CNI y Emilio Álvarez Icaza, representando a AHORA.