En México, después de las elecciones del año 2018, los partidos de oposición prácticamente desaparecieron, se convirtieron en un cascarón en manos de los dirigentes y desde el gobierno se creó el discurso de que la oposición en el país estaba moralmente derrotada. Pese a ello, en las elecciones del año 2021, la suma de votos de todos los partidos fue superior a la obtenida por el partido gobernante y sus aliados y de ahí surgió el propósito político de formar una amplia alianza de partidos para la elección del 2024.
Las lecturas políticas de lo que estaba sucediendo no fueron las adecuadas, sobre todo, porque se siguió haciendo análisis sobre el papel de los partidos políticos y se dejó de lado que en la sociedad, en el núcleo de las personas y las familias, crecía un malestar hacia las políticas del gobierno y esto ocasionó que la oposición creciera en el interior de la sociedad civil, al margen de los partidos políticos; este fenómeno se pudo observar con la convocatoria de las marchas ciudadanas realizadas en febrero y noviembre del 2023, pero no fueron debidamente valoradas por el gobierno obradorista y se continuó con el despreció a este movimiento.
La marcha de ayer domingo ya no dejó dudas, mostró que hay un creciente malestar en contra del gobierno y que la oposición es ciudadana, lo que representa la fuerza política más importante para cambiar el rumbo de cualquier país y México no es la excepción; y la respuesta inmediata del presidente ante esta manifestación fue insultante, al llamar a los intelectuales que participan en esta marcha como alcahuetes, lo mismo sucedió en el discurso de la candidata Claudia Sheinbaum quien llamó como falsos e hipócritas a quienes participaron en la marcha de ayer domingo.
La lectura política equivocada, conduce a construir perspectivas equivocadas sobre los acontecimientos sociales y a omitir la importancia que tienen los sectores medios en cualquier cambio social, sectores medios que han sido criticados por este gobierno por su aspiracionismo, y que ahora en este proceso electoral puede hacer sentir su peso político real. Paradójicamente, los sectores medios le dieron su voto a AMLO en las elecciones del 2018 y ahora es este sector es el que ha salido a marchar en defensa del INE y de la democracia, y este sector la base social del movimiento opositor al gobierno.
Los nuevos discursos en el país ya no son más los de una oposición moralmente derrotada ni siquiera el discurso que inventa la intención del retorno del PRI o del PAN o el de querer destruir con ofensas y mentiras a la candidata presidencial Xochitl Gálvez, sino el del avance democrático y del fortalecimiento a las instituciones del país, que requieren reformas para hacerlas eficaces, pero no su destrucción como se pretende, sin que se proponga reemplazos válidos y con sustento; el cambio de este país no puede ser con ocurrencias no con resentimientos.
Una oposición ciudadana
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