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La tradición de la Izquierda de AMLO y su postura favorable a las mineras

Editorial
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Hay una debilidad en el sistema de partidos que le da forma a la lucha electoral en el país. Esta debilidad se encuentra fundamentalmente en la existencia de un partido hegemónico –el PRI-, que durante décadas generó la ausencia de una competencia política, en la que los candidatos de ese partido ganaban todos los puestos de elección popular en los tres niveles de gobierno.

 

En el año de 1977 se inició el largo proceso de reformas electorales, que buscaron perfeccionar los procedimientos y la normatividad electoral, pero en realidad poco se hizo en la limitación de las facultades extralegales en manos del Poder Ejecutivo, quien es el que juega el papel del gran elector.

La competencia electoral en el país se dio en el proceso electoral de 1988, en la que el PRI tuvo un importante desprendimiento de su militancia, con Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo a la cabeza, quienes finalmente terminaron conformando un frente de partidos y le disputaron terminaron la presidencia de la república al PRI.

Al año siguiente de ese proceso electoral se fundó el Partido de la Revolución Democrática (PRD), que surgió de la fusión de exmilitantes del PRI, con un amplio sector de la izquierda, integrado en el PMS, que con anterioridad había vivido un proceso de unificación con distintos grupos y corrientes de izquierdas en el país.

A la fecha, no se ha realizado el estudio que evalúe las consecuencias de esa fusión, en la que la izquierda partidista se desnaturalizó y terminó abandonando las causas de la insurgencia popular al privilegiar la lucha electoral. Pero de igual modo no se ha evaluado el impacto que tuvo que los priistas hegemonizaran la dirección del partido y las candidaturas, lo que terminó anulando a la izquierda histórica y el PRD terminó siendo un partido con muchos corrientes políticas, influidas por el priismo, lo que hizo que dejara de ser un partido de izquierda.

Hoy día los más importantes personajes con orígenes del PRI, que fundaron al PRD ya no están en este partido, el cual, a raíz de esa alianza, dejó de ser un partido revolucionario, democrático y de izquierda. Sin darse cuenta, la tradición política de la izquierda histórica del país terminó perdiendo su ideología y peor aún, terminó estableciendo alianzas políticas electorales con la derecha del país conformada por el PAN.

En el 2013 el PRD sufre una escisión encabezada por Andrés Manuel López Obrador, de orígenes del PRI y quien fuera en los últimos dos procesos electorales el candidato a la presidencia de la república del PRD. AMLO fundó el partido MORENA y en su discurso se ha apropiado de la tradición de la izquierda, pero en realidad, la trayectoria de AMLO dentro de la izquierda es de reciente cuño, data del año de 1988, fecha en que se incorporó a la campaña del Frente Democrático Nacional que encabezaba Cuauhtémoc Cárdenas. De ahí pues, que su presencia dentro de la izquierda en México sea en el momento en que ésta terminó desnaturalizándose y en la que abandonó no sólo el principio de la lucha de clases, sino su proyecto anticapitalista.

Hacia la contienda electoral del 2018, AMLO –con su pronunciamiento a favor de un acuerdo con las mineras canadienses-, abandonó la demanda de mayor preocupación que enarbolan algunos pueblos originarios del país, que es la defensa del territorio, mismo que se encuentra bajo la amenaza de las empresas minera y petroleras que están a la espera de las concesiones de explotación, que fueron beneficiadas en los términos en que se aprobó la Reforma Energética, que a través del paso de servidumbre pueden ocupar las tierras y el territorio de los pueblos originarios.

Es por ello en que se presenta la candidatura de una mujer indígena del CNI-EZLN, como la oportunidad de poner en la Agenda Política la defensa del territorio, que les permitiría reposicionar en el ámbito internacional el discurso de autodeterminación de las comunidades indígenas y proteger en el marco de los acuerdos internacionales y de las resoluciones de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, el territorio de los pueblos originales.