La descomposición social que hay en Chiapas y la manifiesta incapacidad de construir gobierno en la administración actual, hacen prever, que en los cuatro meses que restan de esta administración, se van a presentar los sucesos de mayor violencia por parte de la delincuencia organizada, que va a buscar jugar un papel preponderante en la política futura de la entidad, lo que implica que la administración de Rutilio Escandón, consciente o inconscientemente, busca dejar atado de manos al próximo gobierno, a quien le deja como principal herencia, tener un crimen organizado en control de gran parte del territorio de Chiapas.
La situación actual en Chiapas presenta muchos puntos de violencia, con ejecuciones extrajudiciales y una guerra entre los cárteles, que no se habían visto en el pasado y que no están siendo atendidos adecuadamente, en mucho, debido a la indiferencia que caracteriza al gobernador y a la falta de coordinación en las acciones del gobierno, situación que provoca inseguridad y problemas de gobernabilidad. A eso hay que agregarle que existen funcionarios de la delegación de la fiscalía general de la república, fe la fiscalía del Estado, de la secretaría de seguridad y cuerpos policiales que se encuentran al servicio de la delincuencia organizada, lo que genera patrones de impunidad, pues no se investigan ni castigan las actividades de la delincuencia organizada.
En la entidad se convirtió en un lugar común la toma de casetas, el cierre de carreteras, los conflictos y enfrentamientos en las comunidades indígenas y ahora la violencia que entraña la presencia de la delincuencia organizada, que tiene en Chiapas un vasto territorio de impunidad, como sucede en San Cristóbal de Las Casas, con el grupo de los motonetos, en la región fronteriza de Comitán, Comalapa y todos los municipios fronterizos de La Sierra, en los municipios de Teopisca, Pueblo Nuevo y Rincón Chamula y en el corredor Berriozábal-Ocozocuautla-Jiquipilas, en donde no solo hay una disputa por el control de la plaza sino la intención de trasladar la guerra de los cárteles a Tuxtla Gutiérrez, bajo el silencio y la complicidad de las autoridades.
Hay conflictos y problemas que se pueden prever y así adelantar las posibles medidas de solución. Pero estas medidas de prevención no se practican en este gobierno, que prefiere asumir una actitud de indiferencia ante los problemas; en donde existe un convencimiento desde la cabeza en que los problemas vienen de décadas anteriores y que así ha sido la historia de Chiapas, lo que en la lógica del gobernador no hay una responsabilidad que se le pueda imputar, cuando es todo lo contrario: Rutilio Escandón es el principal responsable de la entrega del territorio de Chiapas al crimen organizado y ha incurrido en delitos de omisión, acción y aquiescencia.
La transformación de Chiapas prometida por este gobierno se quedó en el discurso, y deja a Chiapas en las peores condiciones sociales y económicas, en donde deja al próximo gobierno todo por hacer, lo que implica enormes retos pero también la gran responsabilidad de ejercer un buen gobierno que trascienda y que se distancie de los 18 años de gobiernos desafortunados que le precedieron.
Los peores seis años de Chiapas
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