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La desmesura en las decisiones políticas

Editorial
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Uno de los riesgos de la democracia es la desmesura, la arrogancia en el uso del poder, que es consecuencia de la instauración de un poder absoluto, en donde el Ejecutivo controla el Legislativo y éste decide aprobar leyes que van en contra de la Constitución o de las normas de la democracia., es decir, que con sus actos pone en crisis el papel la legalidad, al ser ésta modificada a iniciativa y capricho de una mayoría calificada en el Congreso. Cabe aclarar que este tipo de mayoría no es nociva por sí misma, porque hay ejemplos históricos que demuestran la importancia de las alianzas y los acuerdos entre las fuerzas políticas, lo que lo vuelve nocivo es la desmesura del comportamiento de esa mayoría, que decide atropellar derechos y libertades.

Esta desmesura tiene inoculada en este momento a la política en México. Hubo un afán de construir electoralmente una mayoría calificada, no para construir gobernabilidad sino para actuar con arrogancia en la aprobación de un conjunto de leyes, algunas que son inconvencionales, en donde existe una sentencia en contra del Estado mexicano en la Corte Internacional de los Derechos Humanos, como es la prisión preventiva oficiosa, declarada ilegal por esta Corte internacional, en el que México, en lugar de acatar la sentencia y modificar el artículo 19 de la Constitución, pretende ampliar los delitos que ameritan prisión preventiva oficiosa, en claro desacato a la sentencia, que es de cumplimiento obligatorio.

De igual manera, esta mayoría busca impulsar una reforma al Poder Judicial para convertir a este organismo, en esencia de característica contramayoritaria, en un poder emanado por el pueblo, para continuar con la simulación de que el pueblo es el que gobierna, cuando nunca, en ningún lugar del mundo, el pueblo, o realmente las mayorías gobiernan, porque siempre es una élite, cada vez más adelgazada, la que toma las decisiones políticas y decide el rumbo de los países. Es más, ni siquiera el conjunto de los diputados que integran la mayoría deciden las políticas, porque sobre ellos se establece el mandato del partido, dominado por élites, que son los que deciden las políticas y sólo instruyen a los diputados de su fracción cómo y cuál debe ser la intención del voto.

La desmesura y la arrogancia se ha apropiado de la conducta de la clase política gobernante, que decidió imponer su mayoría, violando normas no escritas, pero existentes en el Congreso, que implica la búsqueda de acuerdos y la negociación política entre las distintas fuerzas. Esta desmesura  está presente tanto en la clase gobernante como en la oposición, en el que nadie quiere ceder, y cada uno de los grupos manifiesta su verdad y sus argumentos, pero que no son oídos por la contraparte.

Nunca antes en el sistema político mexicano se había vivido esta situación, y nunca como ahora se había puesto en riesgo la vida democrática y a las propias instituciones, que en lugar de transformar su funcionamiento, para hacerlas más eficientes, se propone la destrucción de ellas, como son los organismos autónomos, particularmente el INAI, que tiene como función primordial garantizar la transparencia de los actos del gobierno y garantizar el derecho a saber de las personas, a través del ejercicio del derecho a la información.