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El triste final de Rutilandia

Editorial
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En Chiapas no hay gobierno y en algunas regiones tampoco existe la presencia institucional del Estado, situación que implica una pérdida delicada de la legitimidad. Pérdida de legitimidad que se debe al rezago social histórico en gran parte del territorio, en el que la pobreza no se reduce y ahora existe dificultad para construir una soberanía alimentaria; hay una ausencia de oficio político en la administración pública estatal, aspecto que implica una incapacidad en la toma de decisiones y en la solución de las demandas; a la indiferencia del gobernador frente a los problemas en Chiapas, en donde la entidad está prácticamente incendiada y Rutilio Escandón permanece en un mundo irreal, en el que manifiesta preocupación por las medidas preventivas ante las lluvias e ignora las medidas preventivas que el Estado debe tomar para contrarrestar los efectos de la guerra entre cárteles y los daños colaterales que sufre la población; a la complicidad de funcionarios claramente identificados con los grupos de la delincuencia organizada, situación que está acompañada por una incapacidad en la aplicación de la ley y el establecimiento de un Estado de derecho; a la ineficacia en el uso del presupuesto, que se derrocha y se desvía, lo que implica que los recursos públicos no se utilizan para la construcción de gobernabilidad y, sobre todo, al creciente aumento de la inseguridad y la violencia por la guerra entre los cárteles realidad que contrasta con el discurso oficial de un Chiapas seguro.

La ineficacia económica y la desarticulación de la política en Chiapas llegó a un punto, en que más de 30 municipios presentan graves problemas de inseguridad y de gobernabilidad, entre ellos se encuentra: Pantelhó, Altamirano, Chenalhó, Aldama, Tila, San Cristóbal de Las Casas, Simojovel, El Bosque, Chilón, Pueblo Nuevo, Oxchuc, Ocosingo, Venustiano Carranza, Frontera Comalapa, Chicomuselo, Amatenango de la Frontera, Bejucal de Ocampo, Siltepec, Motozintla, Bellavista, La Concordia, Jaltenango, Villa Corzo, Villaflores, Jiquipilas, Cintalapa, Ocozocoautla, Berriozábal, San Fernando y Tapachula. Lo grave de la administración de Rutilio Escandón es que en los meses que le restan para concluir su gestión, se van a presentar los mayores enfrentamientos entre los cárteles y  se va a profundizar la violencia y la inseguridad, a punto tal que Tuxtla Gutiérrez puede ser el centro de los próximos enfrentamientos; lo que significa que lo peor aún está por llegar.

Por eso, en distintas ocasiones, se ha señalado que el gobierno que prometió la transformación hoy está convertido en la peor tragedia para la entidad. En este sentido, el futuro no es nada halagüeño para Chiapas, que se encuentra rebasado por los problemas y el gobernante mantiene una actitud de indiferencia y un discurso en donde se difunden mentiras y logros inexistentes lo que ocasiona que el gobernador haya construido el mundol gobe ficticio de Rutilandia en donde él es un extraordinario gobernante, la población está feliz y quiere y aclama a su gobernante.

Ante el número de conflictos, resulta más que obvio que en Chiapas se requiere con urgencia un cambio de timón. El deterioro de las relaciones sociales es creciente  y en los pocos más de 90 días, que le quedan a esta trágica administración, la violencia en Chiapas en lugar de disminuir se prevé que se incremente, en el que se hereda al próximo gobierno un Chiapas convulsionado, sin orden, en el que hay todo por hacer.