Es de tontos pensar que alguien en los medios de comunicación desea que le vaya mal a Chiapas. Así como es falso afirmar que si le va bien al gobernador le va bien a Chiapas, debido a que existen evidencias de que a gobernadores les ha ido muy bien, se enriquecieron del erario y hasta continúan en el desempeño público, como Juan Sabines, Manuel Velasco y ahora con la promesa a Rutilio Escandón de incorporarlo a la administración pública federal, pero a Chiapas le ha ido muy mal en estos gobiernos; esto pese al enorme presupuesto ejercido en estos tres gobiernos, quienes tuvieron en conjunto un monto superior a un billón 400 mil millones de pesos de presupuesto, que fue derrochado y mal invertido.
Por eso se ha mencionado en muchas ocasiones que el problema de Chiapas no es la falta de presupuesto sino la de malos gobiernos, en el que se ha tenido, en los últimos 18 años, tres gobiernos desafortunados, en el que se gobernó con ocurrencias y se careció de proyectos viables, con posibilidades de cambiar el rostro de pobreza de Chiapas. En contrasentido, lo que se pudo observar es el enriquecimiento de un grupo de funcionarios, que actuaron como aves de rapiña con el presupuesto y con ello se cancelaron posibilidades de mejorar la calidad de vida de la población y peor aún se gobernó con mentiras y se inventaron datos falsos, sobre lo bien que le fue a Chiapas.
De los últimos gobiernos, el más desafortunado es el que encabeza Rutilio Escandón Cadenas, quien deja como legado el haber entregado a Chiapas a la delincuencia organizada y el haber tenido un pésimo manejo en la pandemia del Covid 19, en donde miles de muertos en la entidad no fueron registrados, en aras de publicitar un Chiapas como la entidad con el mejor manejo del país de esta crisis mundial de salud. Al respecto, se tuvo la mayor mortandad de médicos en el combate a este virus y solo en Tuxtla se tienen datos extraoficiales de más de 150 fallecimientos diarios, que nunca fueron contabilizados.
La administración de Rutilio Escandón nunca tuvo un plan de gobierno y en el último tramo de gobierno, en donde incorpora a Ángel Torres Culebro como secretario de obras, inició un programa de construcción de puentes, con la idea de modernizar las ciudades, cuando solo provocó llenar de asfalto la ciudad en obras faraónicas innecesarias, como bien se puede comprobar en estos días, con la puesta en operación del puente en el libramiento norte, que demuestra lo que se dijo siempre, que esas obras eran el monumento a la corrupción de esta administración.
El 23 de septiembre se da el último informe de gobierno, con el que se cierra esta administración y se espera que el gobernador pida licencia para incorporarse a un cargo en el gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum, una decisión doblemente desafortunada: primero, por la inutilidad que representa Rutilio y segundo, porque eso implica designar un interinato por 60 días, que representa el infortunio mayor de Chiapas, que se encuentra bajo el control del crimen organizado. Por eso la decisión más saludable es una iniciativa de ley que adelante la toma de protesta del nuevo gobierno, que buscaría poner fin a este interregno, que puede ocasionar mayores daños a la entidad.
Adelantar la toma de protesta
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