Después del silencio sobre la violencia y la inseguridad en el Sexto Informe de Gobierno queda demostrado que esta administración de Rutilio Escandón nunca fue una opción política. La enseñanza que deja al próximo gobierno es que se requiere de políticas que al mismo tiempo que construya paz y gobernabilidad democrática, garantice la seguridad de las personas y sus bienes, tres aspectos que se deterioraron durante la actual administración y por lo tanto no son posibles en observar en los poco más de 60 días que le quedan al gobierno, sobre todo porque los funcionarios involucrados con la delincuencia organizada continuarán en sus cargos y los beneficios económicos generados por la protección y complicidad de las actividades ilícitas seguirán fluyendo para el enriquecimiento de funcionarios, que de una u otra forma están sometidos a los intereses en torno de la delincuencia organizada, con el silencio de un gobernador convencido de que lo ha hecho bien y que considera su misión cumplida.
Sin embargo la realidad cotidiana que se vive en Chiapas es una muy distinta a los supuestos de realidad de Rutilio Escandón, que simplemente no conoce Chiapas y que nunca visitó la mayor parte del territorio, en donde sobresalen las acusaciones realizadas por el comandante Galeano, en septiembre del 2021, en la que acusó al gobierno de Chiapas de mantener vínculos con el narcotráfico y de que había condiciones para una guerra civil dichos que tres años después se confirma de que son ciertos. Chiapas vive una guerra entre los cárteles Jalisco Nueva Generación en contra del grupo Sinaloa, en el que nadie está salvo, pero lo más grave de todo, son las claras señales de que en Chiapas hay un narcogobierno, que no solo protege las actividades ilícitas de la delincuencia organizada sino que reproduce patrones de impunidad en donde la delincuencia puede acudir al lugar que habita el gobernador y desarmar a su guardia personal, en una provocación al propio Estado y no pasa nada, lo que significa que la delincuencia tiene bajo su control el territorio de Chiapas.
Los sucesos de violencia reiterados en Chiapas, que el gobernador niega y oculta nos deja una enseñanza que ilustra la mala calidad de gobierno que hay en Chiapas, que fue mal gobernada por el PRI, que las cosas no cambiaron con los gobiernos del PAN y del PRD, que se mantuvo la misma tónica con el gobierno del partido verde y que ahora que Morena gobierna, hay claros indicios que éste lo hizo igual o peor que todos los demás. Chiapas vive una terrible pesadilla de caos y de impunidad, en el que no se tomaron en el momento adecuado las medidas preventivas para evitar que la violencia alcanzara los niveles que hoy se viven en gran parte del territorio.
Pese a la situación de violencia, enfrentamientos armados y ejecuciones extrajudiciales, el gobernador Rutilio Escandón muestra o simula una mayor preocupación por los desastres que se pueden ocasionar las lluvias, que por las condiciones de guerra por el control del territorio que se vive en Chiapas.
Las lluvias un pretexto para ocultar la violencia
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