La falta de conocimiento y trayectoria en el Poder Judicial, ocasionó que Rutilio Escandón de manera reiterada pusiera en ridículo a este órgano, que debiera tener como su mayores características, la discreción y una correcta distancia con los medios… Sin embargo el magistrado presidente hizo lo contrario: invadió de protagonismo al tribunal y utilizó los recursos de la dependencia para su promoción personal.
Jamás se había visto en Chiapas que alguien desde el Poder Judicial construyera una candidatura a un cargo de elección popular. Sobre todo porque dentro de ese Poder, el máximo cargo al que los abogados pueden aspirar es la de llegar a ser presidente del tribunal. Y finalmente porque éste es un poder distinto al que ejerce el Ejecutivo lo que lo convierte en su igual y no en un subordinado; aunque la ausencia de la división de poderes no logre distinguirlo.
Rutilio por un acto insospechado del espíritu santo –por braguetazos diría el inolvidable periodista Pepe Figueroa-, alcanzó ese cargo, sólo para deshonrarlo y con ello devaluarlo. Hoy ese órgano se encuentra desprestigiado y prostituido, y la gran mayoría de los jueces y magistrados se encuentran sin autoridad moral para exigir un cambio, al haber tolerado el comportamiento banal e irresponsable, como se ha manejado el Tribunal de Justicia.
Rutilio utilizó el Nuevo Sistema de Justicia Penal, como un instrumento de sus ambiciones. E inició una campaña de difusión con el propósito perverso de promoverse electoralmente. A Rutilio no le interesa cómo funciona el Nuevo Sistema de Justicia Penal, algo al que seguramente ni le entiende, pues sus conocimiento en derecho penal son dudosos, pero sí se dio cuenta que la promoción del mismo ponía a sus pies un capital político y además recursos económicos, que le permitían estar en campaña política permanente.
Aún y cuando había un malestar cada vez más generalizado en el tribunal en contra de Rutilio, los funcionarios preferían guardar silencio, como un mecanismo de sobrevivencia y tratar de sobrellevar la situación laboral. Pero la soberbia de Rutilio y de sus encantadores de oído, los condujo a hacer partícipes a los trabajadores del Tribunal a sus actos políticos. Así lo hizo en el desayuno masivo que realizó en diciembre del 2016, en el que los trabajadores del tribunal fueron llevados como acarreados; lo mismo hizo con la visita de Andrés Manuel López Obrador llevada a cabo en el Parque Bicentenario; lo repitió en junio en la UNACH, en la conferencia sobre el Sistema Nacional Anticorrupción, en el que los jueces y magistrados tuvieron que registrarse en la entrada del auditorio; lo quiso hacer en el evento de Chiapa de Corzo, cancelado por su indiscreción, que ocasionó que anoche fuera exhibido en los noticiarios de Televisa.
Rutilio Escandón nunca entendió el papel que tiene la justicia en el combate a la impunidad y la corrupción, pero sobre todo en la construcción de una sociedad mejor. Y no lo entendió porque su actitud lastimosa de sumisión lo condujo a convertirse en un empleado más del gobernador y no en su igual, al ser el representante de un poder.
De igual forma el comportamiento pusilánime del poder judicial, ocasionó que se designaran a magistrados y a miembros del consejo de la judicatura sin que cubran los requisitos que marca la ley, convirtiéndose en omisos.
La impartición de justicia siempre ha tenido un déficit alarmante, pero nunca había alcanzado el nivel de impunidad que hay ahora, en el que lamentablemente de Chiapas se ha convertido en un territorio sin ley. Lo indeseable de esta situación, es que el propio presidente del tribunal se encuentra en la ilegalidad y con ello se justifica el garete en el que se ha convertido el tribunal.
Con la exhibida de ayer en los noticieros de Televisa, Rutilio Escandón se ha convertido en un funcionario insostenible, que desprestigia al Estado y en el que su renuncia debiera de presentarla ya como un acto de dignidad.
