Nunca se había visto como ahora el deterioro de la figura presidencial, en donde las encuestas indican un nivel de aceptación menor al 20%, lo que evidencia el rechazo popular hacia el presidente. Esto no es asunto menor, porque México es un régimen presidencialista, en el que el presidente está por encima de todas las instituciones políticas, con facultades metaconstitucionales y en el que el régimen no tiene previsto qué hacer en una ausencia definitiva del presidente. A lo más se indica que el Congreso de la Unión designa a un interino, pero este mecanismo es una invitación al caos, al no existir una mayoría calificada de ningún partido en el Congreso.
Peña Nieto está desgastado y las manifestaciones como la sucedida el día de ayer en la ciudad de Chiapa de Corzo, muestra el hartazgo de la gente e indica que el malestar en la población puede llegar a convertirse en acciones de resistencia.
El evento de ayer del presidente no fue afortunado. En ese acto se pretendió celebrar el Día Internacional de los Pueblos Indígenas pero la fecha no corresponde, porque de acuerdo con la ONU, el día oficial para esa celebración es el 9 de agosto. Pero aparte de ello, se buscó como sede para esa celebración, a la ciudad con la población menos indígena de todo el territorio de los pueblos originarios que existían antes de la conquista española, lo que provocó que los asistentes a ese acto fueran acarreados de otras comunidades.
En fechas anteriores, las visitas de los presidentes eran días de fiesta. Los recorridos del presidente se tomaban como anuncios esperanzadores de noticias positivas para las comunidades y el Estado. Las calles por donde circulaba el vehículo presidencial estaban cubiertas de gallardetes con la imagen del presidente y se organizaban vallas con personas que arrojaban papelitos multicolores al paso del presidente.
Pero todo cambió, el culto a la figura presidencial se empezó a deteriorar a finales del siglo XX, y hoy hasta se le declara como persona Non Grata, como sucedió en Chiapa de Corzo con la visita del presidente Enrique Peña Nieto.
Esto que sucedió ayer es un anuncio para el propio gobernador del Estado, debido a que los ejemplos de manifestaciones se reproducen en distintas situaciones y lo mismo puede presentarse en cualquier otro punto de la entidad, con actos encabezados por el gobernador.
Chiapa de Corzo se convirtió ya en un referente de la protesta, y es momento de reflexionar sobre los resultados de un gobierno que se dedica a regalar despensas y que descuida irresponsablemente los nombramientos de las personas encargadas en el manejo de la política social del Estado mexicano, como se hizo con el nombramiento de Eduardo Zenteno, Miguel Prado y ahora a Luis Ignacio Avendaño Bermúdez en la Delegación de SEDESOL, en el que los dos primeros fueron despedidos de esa delegación, con fuertes señalamientos de corrupción por varios millones de pesos.
