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Thu, Apr
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Condiciones de violencia y caos para el 2018

Editorial
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La inacción política en estos cinco años de gobierno en Chiapas, produjo que en varias partes del territorio se hiciera justicia por propia mano, evidenciando la profunda debilidad que existe en el sistema de justicia en la entidad.

 

Han sido recurrentes los linchamientos en comunidades indígenas, pero de igual forma han ocurrido distintos asesinatos de personas que representaban liderazgos en organizaciones campesinas, como sucedió en el municipio de Chilón con Carlos Gómez Silvano, uno de los dirigentes de la Sexta Declaración de La Selva Lacandona en esa región, asesinado con más de 20 disparos. De igual manera, en el territorio Zapatista de La Realidad, en Las Margaritas, fue asesinado por militantes de la CIOAC, José Luis Solís López, conocido como Galeano. En este año en la ciudad de Comitán, fue asesinado el líder de la CIOAC Luis Hernández. El caso más reciente es el del fin de semana pasado, en el que fue asesinado en Ocozocuatla Andrés Jiménez Pablo, líder de la organización MOCRI EZ.

Situación que resulta preocupante por la violencia y agresividad que caracteriza a esta organización, quien mantiene una disputa de predios con la CIOAC, en el que ambas organizaciones se encuentran armadas, sin que a la fecha se perciba la operación política del gobierno para disminuir la tensión entre ambos grupos.

En Chiapas la impartición de la justicia, así como el respeto, la promoción y la garantía de los derechos humanos son pura simulación. Situación que se vuelve caótica en virtud de que no existe manejo y control de la política, ni existe la aplicación precisa de la ley y mucho menos existe la intención del respeto a los derechos humanos, lo que viene generando esta práctica criminal de asesinatos selectivos, en el que prevalece la impunidad.

A tres semanas en que inicie formalmente el proceso electoral del 2018, resulta preocupante la ausencia de gobierno en Chiapas y más por el clima de asesinatos políticos que se vienen presentando, lo que resulta una provocación para las organizaciones campesinas, lo que pone en riesgo la seguridad del proceso electoral.

El peor escenario para Chiapas, es este clima de violencia que promueve el establecimiento de un ambiente de impunidad, en el que se pueden violar las normas sin que realmente pase nada y sin que esto le preocupe a la autoridad que está obligada a construir las condiciones de gobernabilidad en el Estado.

Bajo estas circunstancias nadie está a salvo. Esto ya se vio en la visita del presidente de la república a Chiapa de Corzo, el lunes de hace una semana, en el que el presidente fue declarado como persona non grata, y en donde se presentaron disturbios entre la población y la policía, en la que ahora se están realizando detenciones de personas de Chiapa de Corzo acusadas de motín. Sin que esto ocasione una sanción al verdadero responsable de la inacción política, aún y cuando los acontecimientos de protesta y resistencia se conocen con días de anticipación.

La falta de oficio político en la secretaría de gobierno está demostrando la inoperancia para apagar un cerillo, en circunstancia en que existen grupos e intenciones de generar de un incendio.