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Thu, Apr
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No se le dio importancia a gobernar

Editorial
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La pobreza de miras de Manuel Velasco Coello queda plenamente demostrada con los nombramientos en el gabinete que viene realizando. Las decisiones no podían ser peores, situación que evidencia la ausencia de proyecto de gobierno y más que ello, la terrible y triste realidad en la que no estaba preparado para gobernar.

 

Aquí en este periódico se han hecho señalamientos sobre los yerros al gobernador. Y un comentario reiterado sobre su impericia como gobernante ha sido la de la ausencia de gabinete, en la que los cargos fueron repartidos entre sus amigos y quienes lo acompañaron en la campaña, pero las designaciones se realizaron sin ton ni son, sin cuidar un sentido y la dirección.

La inexperiencia y la incapacidad para gobernar ha resultado desastrosa para Chiapas. Hay una anarquía y el caos parece inundar toda la actividad social y con ello se le hace un daño irreparable a las actividades productivas de la entidad.

Aún y cuando las críticas en este espacio han sido constantes, el gobernador ha hecho poco caso a ellas y mantiene su indiferencia. Y claro él tiene todo el derecho de nombrar a sus colaboradores, pero en lo que no se ha dado cuenta y sus colaboradores no le dicen, es que no tiene derecho para destruir a las instituciones. Y lamentablemente eso viene haciendo. El sector salud está destruido. El sistema educativo es un desastre. Las universidades están dirigidas por los peores funcionarios. Hay una ausencia de política social y no existe el control y manejo de conflictos en la secretaría de gobierno.

Este desastre generalizado que se percibe en el gobierno de Velasco Coello, se multiplica por la corrupción que prevalece entre los funcionarios del gobierno, fundamentalmente de sus amigos y familiares.

En uno de sus mensajes el expresidente José López Portillo manifestó que lo peor que le podía suceder a México era convertirnos en un país de cínicos. Ello ya sucedió, por eso habría que aclarar que lo peor sería en convertirnos en una sociedad de idiotas, y con funcionarios como los que está nombrando el gobernador de Chiapas ya se está próximo a lograrlo.

En esta administración nunca hubo voluntad para construir gobierno, pero ahora el gobernador ya se está burlando de los chiapanecos y eso es grave porque existe sobrada molestia contra el gobernante y las muestras de hartazgo ya han sido claras. De igual manera lo que sorprende es que se tomen decisiones cargadas de ocurrencias y de mal gusto cuando el sexenio prácticamente concluyó.

Manuel Velasco no ha entendido que los últimos meses son para restañar heridas y para hacer las paces con las enemistades. En otra palabras, se debe desarrollar un trabajo para cuidar la salida. Contrario a eso se siguen tomando decisiones que ofenden a chiapanecos y que complican la convivencia de los últimos días.

 

 

Cuando se estaba redactando esta editorial llegó la noticia del fallecimiento del periodista Miguel González Alonso. Después de la sorpresa se pensó que eso no era cierto. Pero desafortunadamente otros mensajes confirmaron esa información.

Miguel recorre ya un camino que es inevitable y se llevó con él alegrías y satisfacciones. Aquí nos dejó la tristeza y la sensación de que aún nos hacía falta. Descanse en paz.