La tragedia que vive Chiapas recrudece las condiciones de pobreza de la entidad y evidencia el despilfarro y las negligencias de un gobierno que ha sido poco cuidadoso en su accionar y que no ha estado a la altura de las circunstancias que Chiapas requiere.
El terremoto y las réplicas de este fenómeno cubrieron gran parte del territorio chiapaneco de tragedia, dolor y desolación; pero al mismo tiempo permanece encubierto el coraje y la indignación, hacia un gobierno que tiene deudas pendientes con la gente de anteriores desastres naturales. Y sobre este incumplimiento reiterado de la autoridad, crece la incertidumbre y la desconfianza sobre la transparencia en el manejo de los recursos del FONDEN.
Ante los momentos difíciles que la entidad está pasando, lo razonable es la convocatoria a la unidad, pero esta unidad no puede ser incondicional con un gobierno que no cumple sus compromisos y que termina haciendo del dolor de la población actos mediáticos proselitistas.
El sismo en las condiciones actuales representa una tabla de salvación para el gobernador del Estado, que en estos cinco años de gobierno no ha mostrado talento ni inteligencia para gobernar, porque el desastre representa un motivo humanitario para que el gobernante realice recorridos en búsqueda de la recuperación de una legitimidad perdida y que además le proporciona recursos a través del FONDEN y de la solidaridad de otras personas e instituciones, para regalar paliativos a grupos que requieren apoyos más allá de despensas y láminas.
La contingencia acompañada por la pérdida del patrimonio de miles de familias genera que cualquier ayuda sea aceptada de manera esperanzadora. Eso abre las puertas para que el gobernador y sus funcionarios sean bien recibidos, aunque al mismo tiempo haya malestar y desconfianza sobre el manejo de esos recursos. Sobre todo porque en la mayoría de los funcionarios existe la sospecha-condena de enriquecimiento inexplicable.
De igual manera no deja de generar sospecha la súbita presencia de la primera dama, quien prefirió continuar sus actividades artísticas a la de desempeñar las funciones y responsabilidades que exige el rol que se le ha asignado en el régimen político al papel de la cónyuge del gobernante… Ahora aparece en las giras explotando más el papel de actriz para ganar simpatías, como si la tragedia que vive Chiapas fuera una telenovela en donde lo que importa es ganar RATING y popularidad, en el que se pretende ocultar que el problema del gobierno en Chiapas es de eficacia, gobernabilidad y honradez en el manejo de los recursos públicos.
La coyuntura de esta contingencia está siendo aprovechada por el gobernante para mejorar sus niveles de aceptación popular, que estaban por los suelos. Esta circunstancia puede otorgar simpatía, siempre y cuando haya eficacia en las acciones, pero desde ahora se observa que males estructurales de la entidad pretenden atenderse con aspirinas y curitas o peor aún, con café, pan y carpas para los deudos.
El hándicap del gobernador Manuel Velasco Coello es que en poco tiempo tiene que ganar credibilidad y dar resultados en la reconstrucción del territorio devastado y la mayoría de sus colaboradores han mostrado muchas habilidades para el enriquecimiento rápido pero poca disposición para el trabajo.
