Las tragedias por fenómenos naturales suelen modificar las relaciones en la población, al crearse redes de solidaridad y autoayuda. Estas redes se crean de manera espontánea y muestran que la gente es capaz de dar respuestas organizadas ante las contingencias.
A la par de esta situación, también se observan prácticas de oportunismo en algunos políticos, que ven en la tragedia la ocasión propicia para posicionar su imagen pública y hacer del desastre y del dolor de las personas campañas publicitarias a su favor.
Estas dos caras de la moneda están presente en este momento en Chiapas, en circunstancias difíciles para la población, pues los sismos continúan a cada instante generando alarma, terror e incertidumbre, que muestra la fragilidad de una cultura de protección civil en la entidad, a pesar de que se presume la presencia de más de cinco mil comités de protección civil en todo el Estado.
Aquí es importante diferenciar entre la estructura organizativa y la cultura de protección civil para hacer frente a situaciones de desastre y en este punto los resultados desmienten los supuestos logros en esta materia en Chiapas, pues aún se está lejos de construir en la población una cultura de protección civil.
Los desastres naturales han sido recurrentes en el Estado pero aún no aprendemos la lección y se continúan reproduciendo patrones de corrupción en el manejo de los recursos públicos del FONDEN. Y peor aún porque los comités de protección civil se han convertido en una estructura electoral, en el que participan en actos públicos y desnaturalizan con ello, el propósito central para el que fueron conformados.
En esta contingencia muchos funcionarios públicos, con el consentimiento del gobernador, aprovechan las circunstancias para realizar protagonismos políticos, lo que genera desconfianza y malestar en algunos sectores de la población, que no están de acuerdo con que se lucre con el dolor de las personas que perdieron a familiares y su patrimonio. Pero esto no lo entienden los funcionarios chiapanecos, dominados por la frivolidad, y continúan utilizando el desastre como parte del proselitismo político y se teme que el recurso del FONDEN se desvíe al proceso electoral en beneficio de los candidatos del gobernador.
Lo delicado de esta situación, es que el gobierno chiapaneco no ha entendido el desafío que tiene enfrente, con la reconstrucción de las zonas de desastre, que no puede llevarse mucho tiempo porque los tiempos electorales son inexorables y más porque el tiempo se le acabó ya a este gobierno.
El reto de la reconstrucción no es una tarea fácil para el gobierno actual, sobre todo porque los servidores públicos se caracterizan por una notable incompetencia en el cumplimiento de las tareas y muchos de ellos tienen fuertes señalamientos de enriquecimiento ilícito. Esto hace que no haya credibilidad en los funcionarios públicos y desde ahora se reclame la integración de un comité civil, responsable del avance de las obras y responsable del manejo de los recursos públicos.
