Las omisiones del secretario de gobierno

Editorial
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En Chiapas no hay gobierno. Desde que inició la administración de Velasco Coello no ha existido gobierno. Lo que hay en una caterva de jóvenes que juegas a ser políticos y se convirtieron en parte de la peor delincuencia que asola a Chiapas.

 

Junto a esta caterva de jóvenes diletantes a la política, se mantiene Juan Carlo Gómez Aranda, quien finge ser secretario general de gobierno, pero que en realidad su actividad principal es la de tomar la protesta a los funcionarios, pero lo hace con gran irresponsabilidad, que muchas veces toma la protesta sin verificar que los beneficiados cumplan con los requisitos de ley.

Gómez Aranda se ha visto involucrado en incontables sucesos de violaciones de derechos humanos, que si existiera en la entidad un Estado de derecho, ya hubiera sido separado del cargo y estaría sometido a proceso penal, bajo el cargo de homicidio por comisión de omisión.

El secretario de gobierno no ha sido funcional, él es un exquisito al que le encanta la buena vida y con frecuencia pasa fines de semana en la Ciudad de México.

Gran parte de los desaciertos de la administración de Velasco Coello se deben a la actitud pusilánime del secretario de gobierno, quien carece de autoridad entre los funcionarios del gabinete para construir acuerdos.

Ayer Chiapas vuelve a ser noticia nacional, por sucesos de sangre imputables a la irresponsabilidad del Estado, al no cumplir los acuerdos que conviene y firma con los diferentes grupos.  

Chiapas vive en el caos social, lo que afecta a todas las actividades productivas, porque no existe voluntad para construir gobierno. Hay un gobernador constitucional electo, que  nunca aprendió a controlar los esfínteres intestinales y para colmo se hace acompañar de un secretario de gobierno que no consumió ácido fólico en el momento adecuado. Esta combinación ha generalizado el desorden, la corrupción y la impunidad.

Lo que sucedió ayer en la comunidad “El Aguaje” no es un hecho aislado. Son varias ocasiones en que el gobierno manda a los cuerpos de seguridad a intervenir en desalojos y tomas de carreteras, y el enfrentamiento es de tal magnitud, que los policías terminan siendo golpeados y exhibidos y además sufren bajas mortales, como sucedió ayer, que se quedan en la impunidad.

¿A quién hay que cargarle la responsabilidad de esos muertos? La respuesta no parce difícil de responder: al secretario general de gobierno, quien es responsable de la seguridad y la política interna de la entidad.

Gómez Aranda no tiene las cualidades ni la energía para desempeñar el cargo  de secretario de gobierno. Cualquiera que lo conoce sabe que fue un exceso nombrarlo para esa función y ahora es una profunda irresponsabilidad mantenerlo en esa secretaría.