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Sabines y Velasco Coello los caprichos de Peña Nieto en Chiapas

Editorial
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En enero del 2013 el presidente Peña Nieto realizó la primer gira de su gobierno en un municipio de la entidad, en Las Margaritas, en pleno centro de operaciones del EZLN. Con ello todo hacía suponer, que Chiapas representaba una preocupación real del presidente y que allí iba a realizar anuncios importantes de acercamiento y distensión con el grupo zapatista.

Eso no fue así, pero el presidente dio a conocer el programa de la Cruzada Nacional Contra el Hambre, que se presentaba como la política social más ambiciosa de su gobierno, en la que se proponía atender a los 400 municipios más pobres del país, con el fin de reducir las carencias alimentarias, las de salud, educación, vivienda y el mejoramiento de la economía local para fortalecer el ingreso en estas comunidades.

 

En abril del 2013 el presidente Peña Nieto, realizó una nueva gira a Chiapas, en el municipio de Zinacantán, acompañado por el expresidente de Brasil Luis Inacio Lula da Silva, en el que anunció el arranque de La Cruzada Nacional Contra el Hambre. Allí Lula da Silva sentenció “sí se puede erradicar el hambre en el  mundo, pero necesitamos gobiernos comprometidos con la pobreza, los ricos no necesitan los gobiernos quienes necesitan los gobiernos son los pobres del mundo.”

La experiencia del expresidente brasileño en el combate a la pobreza no sirvió de mucho en México, meses después de su histórico discurso en Zinacantán, la Cruzada Contra el Hambre, dio muestra de su fracaso, como fracasó rotundamente el gobierno de Peña Nieto, con todo y sus reformas estructurales.

El descalabro del gobierno de Peña Nieto produjo un mayor hundimiento de las condiciones sociales de Chiapas, pues el gobierno de Manuel Velasco siempre confió en que iba a recibir el apoyo de su amigo el presidente, y esa apuesta resultó muy cara para la población chiapaneca, pues los apoyos han sido de discursos y promesas, pero no así de resultados concretos de gobierno.

Manuel Velasco siempre fue el candidato de Peña Nieto pero en realidad éste nunca fue una buena opción para Chiapas, como bien se puede comprobar con los indicadores económicos de la entidad. La candidatura de Velasco Coello fue un capricho del presidente Peña Nieto e impuesto desde el centro a los chiapanecos, inclusive su candidatura se impuso sobre la violación de los propios estatutos del PRI, que no contemplaban la candidatura de un personaje externo del partido, como finalmente sucedió.

Pero los caprichos del presidente no sólo están en relación a Manuel Velasco, también premió a Juan Sabines Guerrero, a quien lo hizo cónsul en Florida, a sabiendas que sobre el exgobernador chiapaneco existe una condena popular por el saqueo de las finanzas públicas de la entidad y al que se le consideraba el peor gobernante de Chiapas, cuyo lugar lo ocupa ahora Velasco Coello, el capricho mayor del presidente.  

Sin duda, Peña Nieto ha estado varias veces en Chiapas, pero los apoyos y ofrecimientos a la entidad han sido fantasiosos, como fantasioso es el gobierno de Velasco Coello. Fue así con la Cruzada Contra el Hambre y lo mismo va a suceder con la reciente inauguración de la Zona Económica Especial de Chiapas, que a finales del gobierno presidencial se duda que este sea un proyecto transexenal.

El trato especial a Chiapas debía verse con el desastre ocasionado por los sismos, pero todo es nuevamente discurso. Dentro del programa de reconstrucción, se estableció la obligatoriedad de que la entidad aporte un porcentaje de los recursos, sin considerar que el Estado está en quiebra; para cumplir con ese compromiso el gobierno de Chiapas fue obligado por la presidencia de la república a solicitar un préstamo, sin tomar en cuenta que esa es la peor decisión frente a la población chiapaneca, que está harta del endeudamiento, a la que se le condenó a pagar cuatro millones de pesos diarios durante los próximos 30 años, por una deuda que bien a bien se desconoce en dónde fueron invertidos los recursos y cuáles fueron sus resultados.

Resulta claro que Manuel Velasco y Juan Sabines fueron caprichos del presidente Peña Nieto, caprichos muy caros para los chiapanecos, que durante décadas tendrán que pagar las negligencias e irresponsabilidades de esos dos gobernadores, que cercenaron la viabilidad de futuro de la entidad.