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Los desafíos del 2019

Editorial
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La cercanía de los procesos electorales genera un contagio especulativo en la población, que busca adivinar el nombre de los candidatos y el supuesto ganador de la contienda. Esta tendencia a la especulación termina desinformando a los electores y por los intereses que se crean en torno del círculo de los opinadores, se termina fomentando la guerra sucia en las campañas en el que más que discutir las propuestas se dan los ataques y las descalificaciones.

 

En las últimas elecciones a la gubernatura, los chiapanecos se han equivocado rotundamente y las consecuencias han sido severas para la población, que ha sufrido un empobrecimiento preocupante en el que 8 de cada 10 chiapanecos viven en la pobreza y en la pobreza extrema.

En los últimos 17 años se puede afirmar que prevalece un fracaso ininterrumpido de la política gubernamental, en la que no se han construido las bases para un Chiapas mejor y donde el principal problema que se tiene hacia el 2018 es la dificultad de construir gobierno, debido a que la indiferencia en la atención a los problemas con la que ha actuado la administración de Manuel Velasco Coello, condujo a un relajamiento de la autoridad, en la que la irritación social y la protesta rebasó a la frágil estructura del gobierno, que se encuentra imposibilitado para el ejercicio del poder.

Las condiciones sociales de pobreza y desigualdad que se viven actualmente en Chiapas, resultan nada prometedor como para pensar en un mundo mejor en los próximos años, pero otra mala decisión agudizaría los problemas y las condiciones sociales irremediablemente empeorarían.

Eso debiera de motivar a los chiapanecos para dejar de ser pasivos e intentar cambiar por todos los medios los rumbos de su historia. Sin embargo la pobreza, el conformismo, la violencia y la despolitización de la población son aspectos que desafortunadamente han pasado a formar parte de la vida cotidiana y lo más lamentable, es que el conformismo reproduce una aceptación, como si esta situación formara parte del destino manifiesto que nos tocó vivir.

Se puede argumentar que esta situación no es reciente. En mucho, se puede señalar, se debe a malos gobiernos emanados del PRI, que gobernó la entidad de 1930 al año 2000. Pero tampoco se puede pasar por alto que Chiapas fue gobernada durante 12 años por priistas, que con una alianza se disfrazaron de izquierda, que poco o nada hicieron por cambiar las condiciones sociales de la entidad y que ocasionó un daño significativo en términos de libertades democráticas, en el ocultamiento de la protesta y la participación política y en la construcción de nuevas ciudadanías.

En esos doce años de gobierno de Pablo Salazar y de Juan Sabines, la izquierda se derechizó, perdió su sentido histórico y en nada buscó construir un proyecto de vida democrática, al convertirse en colaboradores de dos gobiernos de corte conservador, que se quisieron arropar con discursos progresistas, y que terminaron aprovechándose de los grupos y organizaciones desnaturalizando la lucha popular y las ideas de izquierda.

El fracaso de los gobiernos priistas con ropaje de izquierda produjo que en el 2012 el candidato del Partido Verde triunfara en las elecciones. Esto generó que por tercera ocasión los electores chiapanecos se equivocaran y se eligiera a un gobernante más preocupado por banalidades que en tomar con firmeza las riendas del gobierno.

Manuel Velasco, desde el primer discurso en su toma de posesión, mostró la tendencia más dañina para la entidad, al hacer público en ese instante que para él era irrelevante gobernar el Estado, y para colmo, tuvo el desatino de no nombrar un gabinete con funcionarios capaces, que sustituyeran con eficacia su falta de talento y de inteligencia.

Para males de la entidad, Manuel Velasco se constituyó desde el primer día en el peor gobierno de la historia de Chiapas y deja como herencia a la posteridad una estela de desaciertos, de corrupción y de impunidad, en el que la preocupación del análisis político debiera de trasladarse de la especulación sobre el posible ganador del 2018, hacia el proyecto de gobierno en el 2019 y los desafíos de los años siguientes, para evitar mayores desgracias sociales a la población y poder sembrar las bases de un modelo de desarrollo sustentable, que permita en los próximos años mejorar la vida pública.