¿Quién toma las decisiones en Chiapas?

Editorial
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A días de que concluya el quinto año de gobierno de Manuel Velasco, bien puede hacerse un balance de esa gestión: el gobierno se está deshaciendo en pedazos, se incrementó el porcentaje de pobreza en la entidad, Chiapas vive la peor crisis social y económica de su historia y las aspiraciones personales del gobernador se echaron al cesto del olvido, en virtud que ahora la mayor preocupación que debe tener, es evitar un final similar al que tuvieron los exgobernadores de Veracruz, Tamaulipas, Quintana Roo o Chihuahua.

 

La mayoría de las decisiones que tomó el gobernador resultaron inentendibles, pues éstas, de manera sistemática, caminaron en sentido contrario de lo que Chiapas necesitaba. Situación que produjo un daño político y económico irreversible a la entidad, aspecto que lo terminó alejando de sectores importantes de la población.

Ningún gobernante había generado tantos odios y rechazos como lo viene haciendo el actual gobernador, que después de haber arrasado en el proceso electoral del 2012, ahora tiene los niveles más altos de rechazo entre los gobernadores del país.

Las circunstancias que vive la entidad ya dejó demostrado que Manuel Velasco no estaba preparado para gobernar y lamentablemente se concluyó el quinto año de su gestión y se le acabó el tiempo para tomar las riendas del gobierno, lo que genera la interrogante sobre quién es el que gobierna realmente en Chiapas.

Manuel Velasco tiene una extraña forma de tomar decisiones, en el que no se percibe energía ni firmeza y en donde todas las negligencias son disculpadas lo que genera que sus colaboradores no muestran temor ni respeto ante su autoridad . Más bien su estilo parece Chapulinesco: “como dice una cosa dice lo otro.” Y con ese estilo simple y sencillamente no se puede gobernar, lo que explica los malos resultados alcanzados por esta administración.

Durante meses, algo que solía presumir el gobernador era la seguridad. Ahora ni eso puede hacer, porque peligrosamente se han venido incrementando los delitos con violencia en la entidad, en el que el secretario de seguridad parece más bien un empleado de la delincuencia organizada que un servidor público.

En el municipio de Berriozábal,  en los últimos días se han suscitado dos delitos violentos: el asesinato del abogado que había formado el grupo de autodefensa y el asesinato de cinco jóvenes. Ambos sucesos presentan una rara coincidencia que no puede pasarse por alto; los disparos fueron realizados por una persona en moto.

Los problemas se le vinieron encima a Velasco Coello. Pero esto no es casual. Esta situación de años anteriores se preveía que iba a suceder, simplemente porque no hay gobierno y porque llevan cinco años actuando con indiferencia, haciendo gala de una falsa idea de que en Chiapas no pasa nada.