Se le desgranó la mazorca a Manuel Velasco

Editorial
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En el gobierno de Chiapas se llegó a la situación extrema en la que ningún funcionario asume sus responsabilidades y a nadie parece importarle los incendios sociales que hay en gran parte del territorio. La inacción está generalizada en el gobierno, en un momento en el que la protesta y los conflictos tienen un repunte, en medio de una crisis presupuestaria, donde el gobierno manifiesta no tener dinero y los acreedores le demandan el pago de los servicios prestados.

 

La mala relación del gobernador Velasco Coello con el grupo financiero encabezado por Luis Videgaray y José Antoino Meade, hoy candidato del PRI a la presidencia de la república, tuvo un costo muy alto para Chiapas: se le redujo más de 7 mil millones de pesos de las participaciones federales a la entidad.

Esa mala relación se debe al apoyo anticipado que Manuel Velasco le brindó al secretario de gobernación, Miguel Osorio Chong , quien no alcanzó el objetivo de obtener la candidatura de su partido y en unos días más tendrá que anunciar su salida del gabinete, ya sea para ocupar un cargo partidista o para ser candidato al Congreso o ambas, lo que deja en total orfandad al gobernador de Chiapas, que deberá tomar los hilos del poder en la entidad, pero que simplemente no puede ni sabe cómo hacerlo.

En sus 16 años de carrera política Velasco Coello nunca había estado en una situación critica, como en la que se encuentra, en la que siempre había tenido las cosas a su favor y actuaba con impunidad plena. Ahora él sabe que no es apreciado y debe cuidar meticulosamente sus pasos, pues su futuro está más cercano a los Duarte, a Borge o al de Tomás Yarrington o Eugenio Hernández, que al círculo de poder del candidato del PRI.

La inmunidad de Velasco Coello solo era posible en el escenario que ganara su candidato a la presidencia y su candidato a la gubernatura. Hoy ese escenario lo puede construir consiguiendo que Eduardo Ramírez Aguilar sea el candidato del PRI-Verde, que no es un asunto sencillo, o bien a través del Partido MORENA, con su candidato, lo que lo distanciaría del presidente de la república, con altos costos para su persona, por lo desaseado que ha sido su administración, en donde la corrupción brota como purulencia. Otra tercera opción es que el Verde tenga candidato propio e impulsar el voto cruzado, en el que el voto para el PRI sea para la presidencia de la república. Esto significa que ni Luis Armando Melgar ni Roberto Albores Gleason son las opciones para el gobernador, pero estos aspirantes son los que han construido con mayor fuerza el respaldo nacional y no va a ser fácil sacarlos de la jugada política.

En Chiapas el gobernador ha jugado con muchos candidatos, pero la mazorca ya se le desgranó y sus problemas serios van a estar en la elección de las presidencias municipales, en donde ya dio luz verde para que 30 presidentes se reelijan y esto ya generó inconformidades en los presidentes que no fueron beneficiados, lo que complica sus propósitos, en virtud de que las elecciones se ganan en los municipios y el gobernador les cerró la puerta al 70% de los presidente municipales.  

Este dilema electoral en el que se encuentra el gobernador de la entidad, se complica con el escenario de violencia que hay en Chiapas, en el que no se atienden los problemas ni se prevén estrategias para evitar el surgimiento de mayores conflictos. Lo que no es difícil afirmar desde este momento, que el 2018 va a terminar con varios conflictos electorales, que pueden dificultar la sucesión de gobierno.