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Manuel Velasco y Dante Delgado, el acuerdo contra Chiapas

Editorial
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En las elecciones del 2012, María Elena Orantes fue la candidata de la alianza de izquierda para la gubernatura de Chiapas, a pesar de las presiones que hubo para impedir esa canidatura. En ese proceso, el exgobernador Juan Sabines siempre quiso poner en las boletas a su proyecto Yassir Vázquez y orquestó distintas maniobras para desbarrancar a María Elena.

 

En esa ocasión, el que jugó el papel de esquirol en contra de la candidatura de María Elena Orantes fue Rutilio Escandón Cadenas, quien actuó con los apoyos de Sabines Guerrero para minar la candidatura y desacreditar los acuerdos de los partidos de izquierda.

En esas elecciones, las posibilidades de María Elena Orantes eran mínimas, pero jugó el papel de obstaculizar las pretensiones de Juan Sabines y eso dignificó su candidatura.

Seis años después las condiciones cambiaron. Ahora, desde la esfera del poder público, Manuel Velasco y Dante Delgado construyen acuerdos para que María Elena vuelva a ser candidata, sin posibilidades de triunfo, con el único fin de dinamitar las posibilidades de la alianza Por México al Frente en la entidad.

Manuel Velasco Coello busca controlar el proceso electoral del 2018. Intervino en la decisión de MORENA para colocar a su empleado Rutilio Escandón Cadenas y con ello logró desbarrancar a Zoé Robledo, dinamitó las posibilidades de MORENA y logró una candidatura poco competitiva para la gubernatura. Con María Elena Orantes pretende hacer lo mismo en la alianza Por México al Frente. Su propósito es claro, que no haya competencia electoral, por eso quiere a puros flancitos como candidatos, para que el oficial no tenga problema alguno.

Manuel Velasco no solo ha sido el peor gobernador de la historia de la entidad sino que se empecina en continuar dañando a Chiapas. Su única preocupación es obtener inmunidad al desaseo financiero y la corrupción galopante de su gobierno y evitar concluir su gobierno, como lo terminaron un conjunto de exgobernadores que hoy están en prisión. Para ello, después de perder con su candidato la designación presidencial, solo le queda realizar el trabajo sucio, como un experto limpiador de drenajes, para garantizar el triunfo del candidato a la gubernatura que le instruyan desde la ciudad de México y violentar los derechos políticos de los chiapanecos a tener procesos electorales libres y limpios.

En esta felonía a la sociedad chiapaneca, Velasco Coello ha tenido la complicidad de Andrés Manuel López Obrador, Dante Delgado, Rutilio Escandón y de María Elena Orantes. Aquí lo que menos interesa es el futuro de Chiapas y el bienestar de los chiapanecos a quienes se condena a vivir en la pobreza y en la desigualdad social. Con este acuerdo de complicidades se daña profundamente el futuro de la entidad, en donde poco importa la capacidad y los méritos de los candidatos, en donde se escogen precisamente a tontos útiles, con nulas posibilidades de triunfo, para jugar en procesos electorales dirigidos, en el que no importa la voluntad popular.

Manuel Velasco nunca estuvo preparado para gobernar y ya se le cayó el teatrito electoral. Su futuro político resulta poco halagüeño y más si se empecina en violar los derechos civiles y políticos de la población chiapaneca.