Las fobias y caprichos entre Velasco Coello y Aurelio Nuño están generando la indefinición de candidatos a la gubernatura y para colmo contaminaron el proceso, en el que desde ahora se prevé una imposición política al margen de la legalidad. Sobre todo porque queda manifiesta la actitud de resistencia y rechazo de los aliados al gobernador de la entidad en contra de la designación nacional del candidato de la coalición PRI-Verde.
Resulta a todas luces obvio que el rechazo a la candidatura de Roberto Albores proviene de la Casa de Gobierno y que todo el show montado por Eduardo Ramírez, con el movimiento de la dignidad, contó con el aval y financiamiento del gobernador, quien de esa manera envió un claro mensaje de que Aurelio Nuño toma decisiones con criterios personales y no con la idea de favorecer y fortalecer las conveniencias del candidato José Antonio Meade.
Desde el momento en que Velasco Coello objetó la candidatura de Albores Gleason, el cuarto de guerra de Meade debió de tomar la decisión de que Chiapas se resolviera desde los intereses locales y se debió de establecer los límites a las fobias de Aurelio Nuño, que sin pretenderlo le hizo un daño innecesario a las aspiraciones de José Antonio Meade y pone en riesgo el millón de votos que Chiapas representa para el candidato del PRI.
Pero de igual manera Velasco Coello está encaprichado en manejar el proceso electoral a su antojo, ocasionando claras violaciones a los derechos políticos de la población, al restringir la libre elección de las autoridades, así como a la libre expresión de la voluntad ciudadana. Con ello se establecen mecanismos de persecución política y el proceso contiene condiciones de inequidad, en virtud de que las elecciones no se están dando en las mismas circunstancias de igualdad que establece la ley… Esto queda plenamente comprobado con los actos de boicot a la construcción de la coalición firmada el 26 de enero, que anoche quedó disuelta por los testaferros del gobernador.
La persecución también se da en el Frente por Chiapas, en donde el aspirante José Antonio Aguilar Bodegas se convirtió en incómodo para los caprichos del gobernador, en donde primero buscaron cancelar sus pretensiones apoyando a otra aspirante sin posibilidades competitivas, luego inventándole delitos para inhabilitarlo, posteriormente se utilizan los intereses financieros con Santiago Creel -donde la outsourcing de su hijo opera en Chiapas- y buscaron desbarrancarlo de la candidatura y anoche empezó a correr el rumor de que el frente por Chiapas se disolvió.
Velasco Coello no quiere que haya competencia política sino candidatos de comparsa, que le aseguren no solo inmunidad sino continuidad política. Al respecto el gobernador no logra percibir que toda esta maniobra electorera lo distancia más con amplios sectores de la población, que cada vez están convencidos que en el próximo gobierno debe haber cacería de brujas y que él con sus familiares y colaboradores cercanos deben de ser sancionados. Esto representa una fuerte presión para el próximo gobernador, que de provenir de su cuadra, tendrá un marcado desprestigio y que seguramente, por cuestiones de legitimidad, iniciará la persecución y encarcelamiento de muchos colaboradores del actual gobierno.
